2 Corintios 5:7 RVR1960: “Porque por fe andamos, no por vista.”
Este es un fundamento en la vida de todo cristiano, vivir una vida guiada por la fe, y no por la vista. La fe nos hace más dependientes de Dios, la vista nos hace materialistas y dependientes de lo que percibimos a través de nuestros sentidos, los cuales como sabemos pueden ser engañados y por ende nos pueden engañar a través de ellos. La fe nos permite ver más allá de nuestras propias narices y nos hace conquistar lo que nunca en nuestras fuerzas y bajo nuestras estrategias podemos alcanzar.
El libro de Hebreos capítulo 11, nos habla de la fe, nos dice que es: “la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”, en ese mismo capítulo, el Señor hace el reconocimiento a personas que no creyeron por vista, sino por fe. No estamos hablando de personas con antecedentes especiales, sino de personas que, como tú y yo, han tenido problemas, algunos con mala fama, rechazados por su gente y con poca credibilidad. Mencionemos a algunos de ellos, en condiciones no muy favorables a la vista humana, pero que creyeron y hoy, siglos después son reconocidos por Dios y por quienes hemos leído la palabra como los héroes de la fe.
Moisés, un hombre que fue adoptado y criado por la hija de Faraón, después de vivir en el palacio tuvo que huir por un delito. Vivió cuarenta años cuidando ovejas, no era muy diestro para hablar, tenía inseguridades, varias veces señalado por sus paisanos, despreciado por el faraón y, aun así, Dios lo usó haciendo maravillas sobrenaturales sobre Egipto, abriendo el Mar Rojo, pasando cuarenta días en la presencia de Dios, llevó las piedras con los mandamientos, Dios lo usó para sacar agua de las rocas y la lista de milagros sigue, no anduvo por vista, sino por fe.
Rahab, una mujer ramera, despreciada por la sociedad. Ella creyó que los israelitas tenían el respaldo del Dios verdadero, por ende, creyó en Dios, y gracias a esa fe, su familia y ella fueron protegidos para no ser exterminados, esa misma mujer, pertenece a la genealogía humana de Jesús. No anduvo por vista, sino por fe
Abraham, un hombre rico, pero sin hijos, lo que en esa época no era muy bien visto, se movió de la comodidad de donde vivía para obedecer a Dios, quería un hijo, pero Dios lo hizo padre de multitudes, su fe le fue contada por justicia, no se fijó en sus riquezas para quedarse donde estaba, sino que fue a donde Dios lo mandó y esperó la promesa de Dios, de que tendría descendencia, no se fijó en su vejez, ni en la de su esposa Sara. No anduvo por vista, sino por fe
Noé, un hombre al que Dios le mandó hacer una barca para navegar porque iba a caer un gran diluvio, cosa que nunca había sucedido. Se burlaron de él, lo despreciaron, pero Noé no se fijó en las burlas, sino que juiciosamente durante años construyó la barca, organizó todo tal como El señor se lo indicó y por su fe, se salvaron las especies de los animales y su familia. No anduvo por vista, sino por fe.
Hoy la pregunta es: si ellos contra viento y marea no se fijaron en lo que sus ojos veían, o lo que sus oídos escuchaban, sino que de corazón siguieron por fe las instrucciones de Dios, ¿qué excusa tenemos para no tener fe y obedecer al Señor? Si andamos por fe al Señor y no por vista, entonces conquistaremos, entonces El Señor podrá un día referirse a nosotros: “estos son mis hijos amados, en quienes tengo complacencia” porque es nuestra fe la que agrada al Señor.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (JENM)
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