No Estamos Solos

Esta vida, está hermosa y maravillosa vida nos muestra siempre sus diferentes facetas, por momentos se pinta de alegría, pero también y por instantes se torna triste; hay episodios en que se manifiesta en nosotros una poderosa valentía y otros en que nos azota el temor; la desesperanza, la desilusión y el dolor. No obstante, en cada escenario la obra de Dios manifestará en su multiforme gracia, a fin elevarnos a una mejor versión de nosotros mismos; a una vida más alineada con el carácter de Jesús.

Los diferentes valles de nuestra vida tienen algo en común: no los atravesamos solos; pues el Señor Jesucristo en su infinita misericordia siempre está allí y se manifiesta de manera permanente, apacible e inconmovible. Un hijo de Dios tendrá siempre la ayuda terrenal y espiritual que necesita de su Padre Celestial, Él es quien nos da el apoyo oportuno que necesitamos, envía su palabra para vivificarnos, levantarnos y animándonos a avanzar a pesar de las circunstancias. Él llega a donde nuestros familiares y amigos por su limitante física no pueden llegar, la percepción de soledad del Cristiano, no es más que un engaño del adversario, pues en Mateo 28:20b nuestro Rey dijo: “Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Recuerdo que cuando era pequeño, los problemas de la vida también lo eran, sin embargo, en mi percepción de niño, eran asuntos trascendentales que no podía sortear solo, me acechaba la tristeza, la desilusión y el miedo; aun puedo recordar las palabras de mi hermano mayor diciéndome: “tranquilo hermano, Usted no está solo”; su compañía y tales expresiones generaban en mí una sensación de paz y seguridad que me alentaba a continuar.

Iglesia, Romanos 8:29 nos ensena que: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” hoy nuestro eterno, omnipotente y omnipresente hermano mayor nos dice: No temas, no estás solo. Tu y yo podemos hoy invocar su Nombre y responderle: “Yo no puedo, por favor toma el control Señor”, sin duda esa sensación de paz y seguridad inundará nuestro ser, pues es en tal momento que sus maravillas se manifiestan en nuestras vidas. Es hora de comprender a profundidad el Salmo 27:10 DHH “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí”.

Demos gracias al Señor nuestro Dios por ser el amigo que nunca abandona, el que sigue y seguirá siempre allí, el único que puede estar en todo lugar y a cualquier hora sustentándonos; Él que estando a nuestro lado disipa   las tinieblas y resplandece con su luz.   Salmos 139:8-11 NVI “Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha! Y, si dijera: «Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío», ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!”

Hermanos, si nos encontramos caminando por senderos reverdecidos, o por valles tenebrosos,  la mejor terapia es soltar el control de nuestra vida y entregar nuestras aflicciones a Cristo; oprimir el botón de piloto automático,  a sabiendas que es Jesús el Capitán de Capitanes, implorémosle que asuma el mando ya que nuestra limitada mente no alcanza a comprender aquellos escenarios oscuros y sombríos; pero su infinita mente sí lo comprende en detalle, dejemos al Experto vencer las tinieblas y llevarse nuestra ansiedad,  mientras nosotros le correspondemos impregnando más y más Amor y Servicio al mundo, a nuestro prójimo. Salmo 23:4 NVIAun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.”

Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (FJCG)

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