Juan 16:32-33 RVR1960: “32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Quiero comenzar con una pequeña, pero diciente ilustración respecto a lo que el Señor Jesucristo me llevaba a reflexionar en esta porción de su palabra y es el cuadro de un bebé con sus padres; el niño depende completamente de ellos para poder satisfacer sus necesidades y no está solo, sus padres están atentos a él. Cuando empezamos a crecer y con el tiempo aprendemos a hacer nuestras propias cosas, cada vez nuestra dependencia es menor, al punto que lo hacemos todo por nuestra cuenta y nuestra dependencia tiende a desaparecer. Amo ver cómo Jesucristo siempre dependió del Padre, porque sabía dónde estaba su refugio, donde estaba su paz, en donde estaba su porción diaria, porque a pesar de padecer como todos nosotros, sabía que Dios Padre estaba en todo momento con Él, era su ayuda perfecta.
Muchas veces en mi condición humana, he llegado a sentirme solo y por lo cual, siempre he buscado llenar esos espacios con cosas que no le agradan a mi Rey, por falta de la excelencia del conocimiento de Cristo, de allí que perdamos el norte de ese plan perfecto que Dios tiene para nosotros y por ello es que, amo este gran ejemplo de mi Señor Jesús, porque nunca dio cabida al diablo, por ello no abandonó nunca la presencia de Dios Padre, esto para no errar en su propósito y llevar de su paz en medio de tanta maldad.
Dios es quien ha mudado mi corazón y me ha limpiado de muchas de estas cosas y continúa en proceso de otras, entre esas a cumplir su voluntad que es buena, agradable y perfecta. Si no fuese por la gracia y misericordia de Él, estaría perdido y vagando sin rumbo, sin un norte claro marcado por su mano.
Que el Señor me ayude a través de su Espíritu Santo para que no erre en mi propósito, seguramente fácil no va a ser, pero al ir acompañado todos los días de mi vida junto a Él, sé que llegaré a la meta que es Cristo. Definitivamente el secreto de no errar en mi propósito está en habitar en su presencia a cada instante de mi vida.
Que el Señor haga crecer el fruto de su Espíritu Santo en ustedes y en mí, para que sobreabunde su paz en medio de nuestros corazones, porque esto no lo libramos solos, DIOS ESTÁ CON NOSOTROS, Amén.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
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