Nos Hemos Distraído
Hechos 2:43-47 RVR 1960 “Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.  Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;  y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.  Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,  alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
 
 ¿Cuántas veces hemos leído este hermoso pasaje de Hechos? De seguro muchas. La primera vez que lo leí no tuvo mucho sentido para mí, pero a medida que iba creciendo en mi relación con el Señor, estas palabras fueron tomando forma hasta que entendí la importancia de los rudimentos de la iglesia primitiva.
 
Este pasaje se desarrolla justo después de la venida del Espíritu Santo y describe básicamente las características de la iglesia de Cristo.
1.      Estaban juntos, y no se refiere solo a compañía si no a una verdadera unidad en el espíritu.
2.      Eran muy generosos entre hermanos.
3.      Alababan y tenían favor delante del pueblo.
 
Si bien, estos son rasgos que nos definen como cuerpo de Cristo, con el tiempo se han ido añadiendo complementos, doctrinas, formas y una cantidad de elementos más, que han enriquecido el concepto de cristianismo, pero que muchas veces nos distraen.
 
Releyendo el pasaje, pude escuchar al Señor decir “vuelve a lo básico, a los rudimentos”. La palabra rudimento nos habla de nociones básicas y proviene del latín rudimentum que significa, aprendizaje, comienzo, primeros elementos.
 
NOS HEMOS DISTRAÍDO, muchos de nosotros nos hemos engolosinado con lo nuevo, los conciertos alabanza y adoración, los predicadores de fama mundial, el crecimiento vertiginoso de algunas congregaciones, las plataformas que gracias a Dios hoy tenemos para expandir el evangelio, que si bien son herramientas que nos han sido muy útiles, con frecuencia nos distraen.
 
Volver a lo básico implica un compromiso de hacer alianzas estratégicas con nuestros hermanos para apoyarnos, levantarnos y así fortalecer el ministerio que nos permite llevar las buenas nuevas de salvación al mundo.
 
Es muy triste reconocer el grado de indiferencia al que podemos llegar cuando nos obsesionamos con nuestra bendición y no caemos en cuenta del sufrimiento de nuestro hermano. Hemos individualizado el evangelio y cuando esta individualización hace tanta mella en nuestro corazón, este se endurece, se llena de formas inútiles y nos hace egoístas.
 
No somos una iglesia retrograda por reconocer que hay elementos de la iglesia de hoy que nos distraen, peso si lo somos cuando consciente e inconscientemente rechazamos los rudimentos básicos de la fe y permitimos que éstos sean remplazados por nuestros deseos y por lo que consideramos debe ser y hacer la iglesia por nosotros.
 
Estamos en los últimos tiempos. Necesitamos volver a nuestros cimientos y reestablecer las relaciones de pacto con nuestros hermanos, no para que éstas sean usadas únicamente a nuestro favor, si no para reedificar relaciones con propósitos, fructíferas, que buscan que el pueblo de Dios salga del trance individualista en el que el mundo nos ha sumergido y avancemos en la carrera.
 
 Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio. DS

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