Josué 1: 5 RVR1960 “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.”
Estas son las palabras que todos anhelamos escuchar, son las palabras que le reclamamos a Dios para nuestra vida, como si fuese el derecho que tenemos por ser sus hijos, porque estamos acostumbrados a requerir los beneficios, nos gusta pensar que al convertirnos en hijos de Dios ya tenemos la boleta para reclamar la bendición, pero se nos olvida que antes de Su favor, nos es necesario conquistar Su corazón, se nos olvida que nuestra mayor recompensa es conocerle en intimidad antes que ser bendecidos con la tierra que nos ha prometido.
Para poseer la tierra prometida primero debemos conquistar el corazón de Dios, sin esta conquista no hay Canaán. Antes que ser un gran líder, Josué fue un gran siervo. Durante el éxodo del pueblo de Israel, él era un ayudante de Moisés, fue el escogido para acompañarlo mientras subía al monte Sinaí, estuvo en el lugar intermedio siendo testigo de la gloria de Dios sobre el monte y escuchando los panderos del pueblo al danzar ante el becerro de oro que representaba a Dios lejos de lo que realmente Él era.
A pesar de haber nacido en Egipto, Josué junto a Moisés, entendió que el secreto no era la promesa, sino Aquel que la dio, por eso así como el favor de Dios estuvo con Moisés así estaba con Josué, el obtuvo el beneficio porque primero hizo su más grande conquista: EL CORAZÓN DE DIOS.
“No verán lo varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí; excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de mí.” (Números 32:11-12)
Josué pasó de ser siervo a ser líder porque primeramente conquistó el corazón de Dios, fue por esto por lo que tuvo el privilegio de estar frente a frente con Jesús. Moisés estuvo cara a cara con Dios, una relación de amistad única, pero Josué también tuvo una maravillosa recompensa porque fue “perfecto en pos de mí”, dijo el Señor. La expresión “pos” significa “en busca de”, Josué fue perfecto en cuanto a su búsqueda de Jehová y por cuanto fue perfecto en su búsqueda de Dios, obtuvo los privilegios que otros no tuvieron. El pueblo vio los milagros, pero Josué vio al Príncipe del ejército de Jehová en persona para adorarle.
“El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿qué dice mi Señor a su siervo?” (Josué 5:14)
Que sea nuestra determinación, nuestro deseo, nuestra obsesión, conquistar el corazón de Dios, esta realmente es nuestra gran victoria, encontrarnos con Aquel que nos amó primero, que lo dio todo, verle para adorarle es nuestro mayor galardón, después veremos la tierra que él nos ha prometido.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
Leave a Reply