Nuestro Emanuel, tan cerca que le podemos tocar

Fueron muchas las profecías que apuntaban al nacimiento del más grande, Jesucristo, el Hijo de Dios, aquel que se hizo hombre para mostrarnos el camino de nuestra salvación. Y es que tuvieron que pasar más de 700 años para que lo anunciado por el profeta Isaías se llevara a feliz término tal y como se evidencia en su libro, Isaías, en su capítulo 7 versículo 14 donde afirma: “Por tanto, el Señor os dará señal: He aquí que una virgen concebirá, y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel” RVR1960. Más de siete siglos pasaron entre la profecía y la evidencia del nacimiento de Jesús narrado así por Mateo en las Escrituras: “El nacimiento de JESÚS fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería difamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque el salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta,” Mateo 18-22 RVR1960 refiriéndose este último al profeta Isaías.

Lo anterior evidencia que Jesús es el pasado, el presente y el futuro de la humanidad; es el nacimiento, vida y muerte de Jesús el lapso lineal de tiempo más relevante en la historia de los seres humanos; ya que el que nació de una virgen es el mismo Dios encarnado, la piedra angular que une el cielo con la tierra, lo espiritual con lo material, nuestra alma con nuestra mente y cuerpo. Es por esta razón que Jesucristo es la persona más anhelada de todos los tiempos, y su nacimiento se ha celebrado y se celebrará por siempre; Rey de Reyes que se hizo carne en la humildad de un pesebre para mostrarnos que el Reino de Dios es posible si seguimos su legado, su ejemplo; el mismo quien se rebajó a Hombre a la espera de ser nuestro Hermano, nuestro Amigo y Consejero espiritual a cada instante, es Dios con nosotros “Emanuel”.

Navidad, natale, christmas; son muchos los nombres y las formas que existen para celebrar la más grande de todas las fiestas, el nacimiento del único hombre y Dios que ha existido sobre la faz de la tierra: Jesucristo; la verdadera esencia de la navidad. Celebremos en su nombre hermanos y dispongamos nuestros corazones para escuchar, ver y sentir lo que su Amor tiene para nosotros, porque al rebajarse a nivel de un hombre lo único que pretendía su Amor era acortar la distancia que nos separaba de Dios, porque al hacerse carne como la nuestra ya no tendríamos que mirar hacia la eternidad de los cielos para percibir su Reino Eterno; sino que su misma esencia adornaría nuestro horizonte situándose justo al lado nuestro, tan cerca donde podemos sin duda alguna escuchar su voz con absoluta claridad.

Padre Amado, agradecemos infinitamente el habernos permitido disfrutar de tu Hijo a nivel de hombre, regalo del cielo que se evidenció para gloria nuestra al momento de dar a luz María en aquel humilde pesebre, y que no siendo poco arrastró con su muerte con todo nuestro pecado, aquel adquirido originalmente en tiempos de Adán. Permítenos disfrutar oh Dios de estas fiestas en profundo Amor y servicio a nuestro prójimo, para hacernos merecedores de la grata compañía de tu Hijo encarnado, porque nuestro mayor anhelo es tenerte Jesús muy cerca, tan cerca que te pueda tocar. Te lo pedimos y te lo rogamos Señor.

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (FJCG)  

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