Nueva Creación En Cristo
Gálatas 6:14-15 NTV: «En cuanto a mí, que nunca me jacte de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. No importa si hemos sido o no circuncidados. Lo que importa es que hayamos sido transformados en una creación nueva.»

El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, nos presenta una verdad fundamental del evangelio: la transformación que Cristo trae a nuestras vidas. En Gálatas 6:14-15, Pablo enfatiza que lo verdaderamente importante no es cumplir con rituales externos, como la circuncisión que es una ceremonia que se remonta a los tiempos de Abraham, sino ser una nueva creación en Cristo.

Pablo comienza en el versículo 14 declarando que su única razón de “orgullo” es la cruz de nuestro Señor Jesucristo. La cruz, símbolo de muerte y sufrimiento, se convierte en el centro de nuestra FE cristiana porque en ella Jesús llevó nuestros pecados y nos reconcilió con Dios. La cruz nos recuerda el sacrificio supremo de Cristo, quien murió para librarnos de la muerte que es el pecado.

En el versículo 15, Pablo nos dice que lo que realmente importa es ser una nueva creación. Este concepto de nueva creación implica una transformación radical y completa de nuestra vida. No se trata solo de un cambio superficial, sino de una renovación profunda que afecta nuestro ser interior y nuestras acciones exteriores.

El contexto de esta enseñanza es el nuevo pacto que Cristo establece entre Dios y nosotros que somos su pueblo. A través de su muerte y resurrección, Jesús inaugura una nueva era en la que ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Este nuevo pacto nos ofrece una relación directa con Dios, basada en la FE en Jesucristo y no en el cumplimiento de la ley.

Como creyentes, estamos llamados a vivir de acuerdo con esta nueva identidad en Cristo. Esto significa que nuestras prioridades, valores y acciones deben reflejar la transformación que hemos experimentado. Ya no vivimos para nosotros mismos, sino para aquel que murió y resucitó por nosotros (2 Corintios 5:15).

Reflexionemos sobre las áreas de nuestra vida que aún necesitamos que sean transformadas por el poder de Cristo. Pidamos al Espíritu Santo que nos revele y ayude a cambiarlas. Debemos recordar que nuestra relación con Dios no depende de nuestras obras, sino de la gracia que hemos recibido a través de Jesucristo. Vivamos con la libertad que esta gracia nos ofrece.

Señor Jesús, gracias por tu sacrificio en la cruz y por hacerme una nueva creación. Ayúdame a vivir de acuerdo con esta nueva identidad, reflejando tu amor y gracia en todo lo que hago. Transforma mi vida y úsame para llevar tu mensaje de salvación a otros. Amén.

Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio, LFSR

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