En este mes sobre los hijos, es importante que como familia y comunidad cristiana reflexionemos sobre nuestro papel en la formación de las nuevas generaciones en Cristo y su relación íntima con Él.
En mi caso, veo que mi hija tiene una ventaja tremenda frente a lo que yo viví en mi formación espiritual, tiene una relación con Jesús y a través de su iglesia, está construyendo unas bases sólidas que le darán herramientas para navegar los problemas que vienen en su futuro, la incredulidad, las pruebas, la presión social, etc.
En mis tiempos, la relación con Dios era una obligación que tenía los domingos en ir a una iglesia, aprender un par de cosas, repetirlas y resistir una hora mientras que se acababa la misa; nunca se cultivó una intimidad verdadera.
Hoy es diferente, las nuevas generaciones no se influyen a través de la obligación sino a través del ejemplo, y es por eso por lo que nuestra obligación, si tenemos hijos o tenemos pequeños en la comunidad donde asistimos, es que ellos vean que todos nosotros tenemos una relación con Dios, que disfrutamos estar en Sus asuntos y que transmitamos «verdad» en todo lo que hacemos para el Señor.
Devocionales Refúgiate en Su palabra Casa de Refugio (GJ)
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