1 Reyes 18:1-16 LBLA: “Y Elías fue a mostrarse a Acab. Y el hambre era intensa en Samaria. Y Acab llamó a Abdías que era mayordomo de la casa. (Y Abdías temía en gran manera al Señor; pues sucedió que cuando Jezabel destruyó a los profetas del Señor, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.) Entonces Acab dijo a Abdías: Ve por la tierra a todas las fuentes de agua y a todos los valles; quizá hallaremos hierba y conservaremos con vida los caballos y los mulos, y no tendremos que matar parte del ganado. Y dividieron la tierra entre ellos para recorrerla; Acab se fue solo por un camino, y Abdías se fue solo por otro. Y estando Abdías en el camino, he aquí, Elías le salió al encuentro, y Abdías lo reconoció y cayó sobre su rostro, y dijo: ¿Eres tú Elías, mi señor? Y él le respondió: Yo soy. Ve, di a tu señor: «Aquí está Elías». Y él dijo: ¿Qué pecado he cometido, que entregas a tu siervo en manos de Acab para que me mate? Vive el Señor tu Dios, que no hay nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte; y cuando decían: «No está aquí», hacía jurar al reino o a la nación que no te habían hallado. Y ahora dices: «Ve, di a tu señor: “Aquí está Elías”». Y sucederá que cuando te deje, el Espíritu del Señor te llevará adonde yo no sepa; así que cuando yo vaya y se lo diga a Acab y él no pueda encontrarte, me matará, aunque yo tu siervo he temido al Señor desde mi juventud. ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mató a los profetas del Señor, que escondí a cien de los profetas del Señor de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustenté con pan y agua? Y ahora dices: «Ve, di a tu señor: “Aquí está Elías”»; entonces me matará. Y Elías dijo: Vive el Señor de los ejércitos, delante de quien estoy, que hoy ciertamente me mostraré a él. Abdías fue al encuentro de Acab, y le dio aviso; y Acab fue al encuentro de Elías”.
El desenlace de esta historia con la derrota de los profetas de Baal a manos del profeta Elías, suele ser el centro de atención en este capítulo del libro de Reyes, pero toda historia necesita un preámbulo que da pie a su conclusión. Es curioso que el malvado rey Acab, esposo de la peligrosa Jezabel, tuviera como administrador de su casa a un hombre que temía a Dios, Abdías, cuyo nombre significa “siervo o adorador de Yahveh”. Su incómoda posición me lleva a pensar que, lo que tenía que ver, escuchar y vivir a diario, no era nada agradable. Era una época de hambre intensa, no sólo su entorno era difícil sino su trabajo en sí, empezando por sus jefes.
La vida de Abdías nos permite aprender principios importantes de una vida de adoración. Todos soñamos con tener el trabajo perfecto y a veces las personas nos instan a arriesgarnos y cambiar el lugar en donde estamos para ir en búsqueda de lo que nos hace felices. Pero el verdadero adorador no huye, sino que brilla en el lugar donde esté. No siempre apartarnos del lugar donde Dios nos tiene es la decisión correcta, en ocasiones estamos llamados a lugares de densa oscuridad para ser luz y cumplir con un propósito específico que tiene el Señor para este momento determinante. No importa de lo que estemos rodeados, podemos ser como esa Flor de Loto que se da entre el pantano porque: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38).
Abdías era un hombre que amaba y temía a Dios desde su juventud, no tenía el trabajo soñado, pero sí se encontraba en el lugar donde Dios quería que estuviera, desde su posición fueron preservados 100 profetas del Señor, a quienes además pudo sustentar con pan y agua en tiempos de persecución, porque un adorador es sabio para discernir el propósito que Dios tiene en el lugar donde se encuentra.
Dios nos pone en lugares estratégicos para cumplir un propósito específico. Aunque Abdías tuvo un temor legítimo al recibir la petición del profeta de contarle a su amo sobre su encuentro, su obediencia fue más fuerte que su temor y el plan de Dios se llevó a cabo. Por tanto, un adorador no sucumbe ante el temor, sino que abraza el propósito de Dios donde está y decide OBEDECER ANTES QUE TEMER.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KM) #mimetaescomprender
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