“Obedezcan a sus líderes espirituales y hagan lo que ellos dicen. Su tarea es cuidar el alma de ustedes y tienen que rendir cuentas a Dios. Denles motivos para que la hagan con alegría y no con dolor. Esto último ciertamente no los beneficiará a ustedes.” (Hebreros 13:17 NTV)
Antiguamente, no existían tantas herramientas que facilitaran la comunicación entre las personas, especialmente, si se encontraban a gran distancia, las cartas eran el único medio que se podía utilizar para tener contacto con alguien, por ello, las palabras que se escribían eran escogidas, y cada línea tenía que ser aprovechada para decir lo realmente importante.
El capítulo final de la carta a los hebreos contiene los últimos consejos que da el autor a sus destinatarios que, al parecer, por lo que refleja el capítulo 10 de la misma carta, estaban pasando por un tiempo de persecución, algunos estaban abandonando su fe y son estas circunstancias las que instan la escritura de este hermoso mensaje. Como consejos extras, el autor aprovecha sus últimas líneas para hacer una exhortación a obedecer y agradecer la labor de los líderes espirituales.
“¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.” (1 Samuel 15:22b NTV)
Ser pastoreados, es decir, cuidados con el amor de una persona que procura darte siempre el alimento espiritual necesario, bajado del cielo para que se conecte con tu necesidad, es un privilegio que no todos hemos tenido en la vida cristiana. Por esto, encontrar una persona que realmente cumpla con su llamado y hacer parte de una congregación que trabaja activamente para hacer crecer el reino de los cielos es motivo de lealtad, gratitud y gozo, reflejados en un espíritu dócil.
Un momento vivido bajo la fe, debe ser vivido de manera particular. La obediencia es un acto que refleja el reconocimiento de una autoridad, en este caso la autoridad que Dios ha delegado a nuestros pastores. Hemos pasado por un tiempo difícil en el que no hemos sido descuidados, a pesar de todas las circunstancias seguimos recibiendo palabra fresca, alabanza que nos guía a la presencia de Dios, oraciones de madrugada que renuevan nuestras fuerzas y testimonios que levantan nuestra fe.
Agradecer con lealtad y obediencia a quienes cuidan nuestra alma, el asiento de nuestra vida es algo que trasciende lo terrenal. Mi comportamiento, tiene la capacidad de traer alegría o dolor al trabajo que otros incansablemente siguen llevando a cabo para mí.
Quizás estamos muy ocupados con nuestras necesidades, ¿pero sabes? A mayor ocupación mayor necesidad de oración. No es fácil pastorear a la distancia, hoy ellos nos necesitan, interceder por ellos es una forma de agradecer por su esfuerzo y dedicación aún en este tiempo, el cuidado no se ha detenido, ¡el cuidado sigue! Ora por su sabiduría para seguir predicando, para continuar a pesar de todo con la obra.
No se trata de ser aduladores, se trata de obedecer, seamos motivo de alegría, sería mejor no oír la Palabra de Dios que escucharla y no obedecerla, honrar la instrucción con nuestra obediencia es honrar al gran pastor de las ovejas, Jesús. Por último, la Palabra nos dice que esto nos trae beneficio, una persona con un corazón agradecido, que responde al llamado de obediencia de parte de Dios es un imán de su bendición, porque esto es agradable y una muestra de adoración para El.
“Y les daré pastores conforme a mi propio corazón, que los guiarán con conocimiento y entendimiento” (Jeremías 3:15 NTV)
KMR – Casa de Refugio
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