Obediencia y Fe, el Camino para la Sanidad
Marcos 3:1-6 NVI:En otra ocasión entró en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos que buscaban un motivo para acusar a Jesús no le quitaban la vista de encima para ver si sanaba al enfermo en sábado. Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: Ponte de pie frente a todos. Luego dijo a los otros: ¿Qué está permitido en sábado: ¿hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar? Pero ellos permanecieron callados. Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por lo obstinados que eran, y dijo al hombre: Extiende la mano. Así que la extendió y la mano le quedó restablecida. Tan pronto como salieron los fariseos, comenzaron a tramar con los partidarios del rey Herodes cómo matar a Jesús”.

Para entender esta escritura es necesario recordar que, conforme a la ley Mosaica, para los judíos en la antigüedad y aún en la actualidad, el sábado es el día de reposo o shabat. El séptimo día de la semana judía, dedicado al descanso; donde no se trabaja, no se cocina, no se compra, ni se ora por sanidad, a menos que alguien tenga en riesgo su vida, es más bien una jornada dedicada a la oración personal y a la desconexión total.
Algunos grupos han tomado el día de reposo como el día de adoración, sin embargo, una vez cumplida la ley por Cristo, en el Nuevo Testamento no se nos ordena tener el sábado como un día de adoración; inclusive, no hay evidencia de que los primeros cristianos lo hubieran guardado en este sentido. Tradicionalmente, los cristianos celebramos el servicio de adoración congregacional los domingos, el primer día de la semana, para celebrar la resurrección de Cristo que tuvo lugar un domingo. Adicionalmente, con la obra redentora de Cristo en la cruz, las normas que implicaban ausencia de misericordia, como por ejemplo no sanar a un enfermo en el día de reposo, fueron abolidas por “un mejor pacto” (Hebreos 8:6).  Los discípulos enseñaban a servir y predicar en todo tiempo (2 Timoteo 4:2).

Por tanto, el hombre de la mano seca nos da una lección de fe. Teniendo en cuenta que en la tradición judía en el día de reposo no había sanaciones, este hombre no solo encontraría pocas probabilidades de ser sanado, sino que no iba a ser bien visto siquiera pedirlo, de llegar a hacerlo se iba a encontrar con reproches, juicios a su conducta y en general, una férrea oposición por parte de los fariseos para quienes era más importante guardar la ley y juzgar a quien la violara que mostrar misericordia con los enfermos. Aun así, él fue al templo con la intensión de recibir la bendición de Jesús, porque según lo que nos relata la escritura, los fariseos lo seguían con la mirada anticipando lo que podría venir. Su fe lo llevó a creer en lo improbable, el solo hecho de ir ya era un paso de fe y confianza, aceptar la sanación aún más.

Por el hombre de la mano seca se libró una batalla terrenal ese día, Jesús le hizo frente a la oposición que encontró para otorgar sanación a quien creyó y quiso ser sano, no es muy diferente hoy en día, por tu vida y la mía se libran muchas batallas espirituales que muchas veces solo el Señor conoce, pero cada bendición que llega a nuestra casa, a nuestra vida fue producto de una guerra que libró Cristo a nuestro favor y que ganó. Nuestro Señor batalla, intercede y obra constantemente por nuestra causa a pesar de los impedimentos y la maldad.
No desmeritemos la obediencia y la fe de un hijo de Dios porque es ahí, en el terreno improbable, con un de repente, que el Señor se puede glorificar en esa vida.

Muchas veces ¿has sentido que ir al templo/iglesia un domingo a un encuentro con el Señor no va a cambiar tu vida para siempre? ¿Te sientes mal visto, mal recibido por algunos? Déjame decirte que en el templo encontraremos todo tipo de actitudes, pero nuestra relación con Dios, fe y obediencia deben ser más fuertes y poderosas que nuestra relación con los demás, porque así no sintamos que nos tratan como esperamos, nuestro Señor puede hacer un día cualquiera la diferencia en nuestra vida, solo por nuestra fe y obediencia.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GV)
#MimetaesSanar

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