Orando por la Restauración y Esperanza
Salmo: 85: 8 y 9 RVR1960: “Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura. 9. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, para que habite la gloria en nuestra tierra”.

El Salmo 85 abre con un canto de gratitud y alabanza, elevando el corazón en reconocimiento por las abundantes bendiciones que Dios ha derramado sobre su pueblo en tiempos pasados. En un ferviente clamor, el salmista suplica por la restauración de la gracia divina y la renovación espiritual de la tierra, anhelando profundamente la reconciliación con el Señor. Con humildad, se reconoce la necesidad de perdón por las transgresiones cometidas y se deposita toda esperanza en su misericordia para restaurar el favor perdido.

El salmista anhela escuchar la dulce voz de Dios, buscando su guía y consuelo en medio de las tribulaciones terrenales. Se aspira a experimentar la paz que solo puede provenir del encuentro con el Señor. En este Salmo se nos recuerda la unión entre la misericordia y la verdad, así como entre la justicia y la paz, mostrando la perfecta armonía de parte de Dios. El Salmo concluye con la confianza en que la tierra, bajo el amor y cuidado del Señor, florecerá abundantemente y la justicia iluminará el camino de su pueblo. En cada verso de este Salmo, palpita el anhelo por la restauración espiritual y la promesa de redención, con la certeza de que la justicia de Dios prevalecerá y la paz eterna aguarda a los corazones que confían en el Señor.

Este Salmo me conmueve profundamente, ya que refleja una realidad que a menudo olvidamos en nuestras oraciones personales. Aunque agradecemos los favores y bendiciones que Dios derrama sobre nosotros, es crucial recordar que la Palabra nos presenta diversos clamores de los hijos de Dios hacia su pueblo. Esta verdad estremece mi corazón, recordándome que vivimos en un mundo espiritualmente muerto, inmerso en los deseos carnales. Aunque habitamos en él, no debemos permitir que este mundo se interponga entre nuestra vida y nuestra relación con Dios.

Dios nos ha redimido espiritualmente de este mundo, despertando nuestros corazones a su verdad y amor. Es este mismo favor el que nuestra nación necesita desesperadamente: la luz de la verdad divina, manifestada a través de nuestras oraciones, testimonios y vidas comprometidas con Dios. Por lo tanto, este Salmo es confrontativo, recordándonos que nuestras interacciones con el Padre celestial no deberían limitarse a nuestras necesidades personales y familiares, sino que deberían incluir el clamor ferviente por la salvación y restauración de nuestra nación, por el dolor de ver a las almas perecer en la oscuridad.

Hoy, se nos invita a levantar una voz unida en clamor por nuestra nación. Debemos reconocer y celebrar las bendiciones que Dios ha derramado sobre su pueblo a lo largo de la historia, al mismo tiempo que confesamos humildemente las iniquidades que han manchado nuestra nación. Con este acto buscamos la misericordia divina, confiando en que Dios escuchará nuestras oraciones y sanará nuestra tierra.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MM)

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