“Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.” (Mateo 6:13-34 LBLA)
Estas son de esas palabras de Jesús en las que tenemos un consejo claro y directo frente a la vida, pero a veces cuanto más sencilla es la lección más difícil es ponerla en práctica. Este es de esos pasajes que fácilmente todos podemos repetir porque lo hemos memorizado, sin embargo, no siempre lo que fácilmente se repite es lo que en verdad se aplica.
Seguramente vas leyendo o escuchando este devocional y pensando al mismo tiempo en todo lo que tienes que hacer durante el resto del día, en las cosas que necesitas hacer o comprar para el resto de la semana, en las metas que te trazaste para este mes y que estás viendo muy difíciles de alcanzar. La recesión, las tasas de interés que van en aumento, la situación económica mundial, factores que están haciendo que veas cada vez más lejos el empleo que necesitas, la casa que quieres comprar, el carro que quieres tener o cambiar, etc., etc.
Pero, cuando leemos pasajes como el de hoy, será que Dios simplemente nos está diciendo que, ¿lo primero que debemos hacer es buscarle en las primicias del día y allí encontraremos su paz y justicia?, claro, este es un fruto de pensar en la cruz y meditar en las escrituras, pero quizás sus palabras van mucho más allá de hablarnos de poner en orden nuestras prioridades.
El llamado hoy es a confiar en Aquel que gobierna. Una de las características de Dios como Creador del Universo y Rey, es que es providente. La raíz de la palabra providencia significa “ver por anticipado o con antelación”, o “proveer para”. Es decir que, podemos vivir cada día, aun cuando tengamos necesidades, teniendo la plena certeza que Aquel que gobierna ya sabe por anticipado lo que necesito, por tanto, tiene el control de todo lo que está bajo Su gobierno. Así que, lo primero que debo pensar es, ¿hago parte del reino que el Padre gobierna? Si es así, entonces no tengo que preocuparme porque la cobertura del reino está diseñada para suplir todas mis necesidades, no sólo espirituales, del alma, sino también las materiales. Jesús, se encargó de pagar y afiliarnos a un plan que lo cubre todo, se llama El Nuevo Pacto.
Sin embargo, a veces lo que yo quiero no coincide con lo que el Padre sabe que necesito, (y Él TODO lo sabe), por eso no lo tengo o por mis propios medios es que estoy tratando de obtenerlo. Por eso necesito que mis deseos y anhelos estén alineados con la voluntad del Padre, para que no estar afanados por lo que no necesitamos y sólo hace parte de nuestros caprichos.
La prioridad no son las añadiduras sino el reino de Dios, porque las añadiduras ya están disponibles para los hijos del Rey, para los que están bajo su gobierno y se ocupan de este, El sabe de qué tenemos necesidad, solo debemos ocuparnos de Sus asuntos para que El se ocupe de los nuestros. El afán y la ansiedad sólo me llevan a preocuparme por lo que él ya tiene cuidado y me roban las fuerzas que necesito para enfocarme en atravesar las pruebas que forman mi carácter, o vencer las tentaciones que el acechador de los hijos de Dios trae cada día para hacernos tropezar, perder mi enfoque en lo realmente importante me lleva a caer con facilidad en lo que mi Padre quiere que sea fuerte.
2 Timoteo 4: 5a RVR95: “Pero tú sé sobrio en todo…”
Que el Padre nos ayude a vivir enfocados y ocupados en los asuntos del reino y no preocupados por las añadiduras.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (KMR)
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