Lucas 8: 22-24 RVR95: “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.Pero, mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago, y se anegaban y peligraban.Vinieron a él y lo despertaron diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron y sobrevino la calma.”
En este relato de la Biblia encontramos una invitación que se convierte con las horas en una promesa. Jesús invita a sus discípulos a “pasar al otro lado del lago” CON ÉL. Una invitación no tiene porqué terminar en peligro, pensaría uno. Sin embargo, en medio del lago se desató una tempestad que llenó de temor a todos los tripulantes quienes pensaron incluso que podrían morir.
Ir en la barca con Cristo no significa que no habrá tormentas, significa que Él estará con nosotros, que no pereceremos y que es una prueba de fe en Él y en sus promesas. Meditemos por qué.
¿Jesús sabía que iba a pasar?, ¡sí!, a nuestro Dios nada lo toma por sorpresa. Él dormía porque en medio de la tormenta tenía paz. ¿Se puede tener paz en medio de la tormenta?, Jesús nos enseña en este relato que sí. Lo importante es contar con Su presencia en nuestra barca, si estamos con él, por fuerte que sea la tempestad podremos tener paz, por eso necesitamos asegurarnos de ir con Jesús en nuestra barca.
Recuerde que sí se puede atravesar por una tormenta y sentir paz, al punto de descansar en los brazos del Padre, mientras seamos conscientes de que sólo lo necesitamos a él con nosotros, es por su presencia que podemos resistir las provocaciones del enemigo y toda adversidad. No nos dejemos distraer, en la carrera de la Fe es importante permanecer y creer para poder avanzar.
En medio de la tempestad, debemos recordar que él dijo “pasemos al otro lado”; es decir, llegaremos al destino que él ha determinado, esta era la promesa para sus discípulos y lo es hoy para nosotros. La tormenta sólo era parte de la prueba para que su fe en Él se fortaleciera. La tormenta es pasajera, pero tenemos un destino que Jesús nos ha prometido, por fuerte que sea el viento y por fuertes que sean las olas que golpean nuestra barca si Jesús está en ella, nunca va a hundirse.
Por último, vemos que las pruebas pueden llenarnos de temor, al punto de creer que será el final, pero la biblia nos enseña que: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1 Juan 4:18 RVR95). Lo que nos permite vencer el temor es entender que las pruebas son una muestra del amor de Dios, saber que somos amados nos ayuda a ver a Jesús en nuestra barca y correr a él, nada nos podrá vencer sólo porque Él está con nosotros, como lo ha prometido.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)
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