“Mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, a fin de hacer arder continuamente las lámparas.” (Éxodo 27:20 RVR95))
Hay algo que vemos a través de la historia del pueblo de Israel y es la importancia que Dios le da a la pureza de su pueblo. El verdadero valor de todo lo que se dedica al servicio de Dios, el arduo trabajo y los dones, son nulos si no tenemos un corazón transformado por Dios, un corazón transformado en Getsemaní.
Getsemaní significa “la prensa de aceite”, es el lugar donde son machacados los olivos para sacar de ellos el aceite. En el Huerto de Getsemaní Jesús tuvo una agonía tan grande que su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre (Lucas 22:44), en este lugar fue donde El dijo: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”, y renunció a toda la ayuda celestial para pasar la copa, permitiéndo así que saliera de si el más precioso aceite. En realidad fue allí donde entregó su vida, es allí donde cada vez que alguien rinde su voluntad al deseo de Dios, está entregando su vida para adquirir la vida de Dios.
Sin duda es un lugar muy difícil, a veces tratamos de evitarlo, pero para que nuestra vida emane la luz de la gloria de Dios necesitamos que nuestra voluntad sea machacada para que salga el aceite que mantiene la llama de Cristo encendida.
Para bajar esta verdad a la realidad de la vida cristiana, quisiera compartirte un testimonio personal. En un momento de mi vida tuve que enfretar una situación realmente difícil, un diagnóstico de cáncer golpeó el núcleo de mi familia, al recibir la noticia mi reacción inmediata fue: ¡vamos a dar la pelea! Así que organicé jornadas de ayuno y de oración constante en familia. Me encontraba en un momento de mi vida en el que trabajaba y estudiaba, por lo tanto, cualquier apunte adicional en mi agenda diaria era una carga enorme, pero recibí una promesa de parte de Dios con las palabras “No temas, cree solamente…” (Lucas 8:50), y fue todo lo que necesité para nunca permitir la palabra muerte en mi mente. Hasta que llegó el día que tuve que entrar a Getsemaní, allí Dios me dijo: ¿Y si quiero llevármela conmigo? Recuerdo que duré mucho tiempo en silencio, tratándo de procesar esas palabras, mientras tanto mi voluntad estaba siendo machacada, hasta que dije: lo más valioso que tengo en mi vida es mi madre, mi amiga, mi compañía constante, si la quieres contigo, te la entrego, puedes hacer Tu voluntad, Tu eres la mejor compañía que ella puede tener, se irá una parte de mi pero me rindo…” Han pasado casi 7 años desde entonces, y cada día de vida de mi mamá es un milagro.
Cada vez que sueltas, Dios entrega; cada vez que vacías, Dios llena, cada vez que dices hágase Tu voluntad de todo corazón, el aceite puro sale de ti y puedes ser la luz que muchos necesitan ver para encontrar a Cristo.
Tiempo de Hablar con Dios: ¿Necesitas ir a Getsemaní para rendir algo delante de Dios? Pídele al Espíritu Santo que te dirija en este tiempo, que te de la fuerza para soltar y aceptes que no se haga lo que quieres sino lo que Dios quiere para ti y para tu familia.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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