Proverbios 10:24 RVR60 “Lo que el impío teme, eso le vendrá; Pero a los justos les será dado lo que desean”
En la Biblia cuando se habla de ser justos, se refiere al hecho de ser justificados delante de Dios, y la única manera de tener este privilegio es a través de Jesucristo, nuestro Señor, por la fe en Él, en el unigénito hijo de Dios, en confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y creer en el corazón que Dios le levantó de los muertos, seremos salvos y declarados justos, recibiendo el derecho de ser hijos de Dios, no hay otra manera porque solamente Jesús es el camino, la verdad y la vida y nadie va al Padre, sino es a través de Él. Entonces claro que somos justos, justificados delante de Dios a través de Jesús.
Cuando recibimos a Jesús como El Señor y Salvador de nuestras vidas, empieza en nosotros la obra de la santificación a través del Espíritu Santo, quien forma el carácter de Dios en nosotros, ese mismo Espíritu nos convence de pecado, de justicia y juicio, y no para acusarnos, o hacernos sentir culpables, sino para hacernos libres de lo que antes nos ataba cuando vivíamos de espaldas a Dios.
En ese ejercicio de formar el carácter de Jesús en nosotros, El Espíritu Santo cambia nuestra manera de pensar y nos enseña a que no imitemos las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejemos que Dios nos transforme en personas nuevas cambiando nuestra manera de pensar. Entonces aprenderemos a conocer la voluntad de Dios para nosotros, la cual es buena, agradable y perfecta.
Conociendo estos principios podemos estar seguros que con esa misma fe que creemos en Jesús para ser justos, y si nuestra manera de pensar es renovada, entonces debemos pensar como justos, deleitarnos en El Señor, y las peticiones del corazón serán concedidas por el hecho de que desearemos conforme a la voluntad de Dios. Entonces anhelemos con fe, pensemos lo mejor, sin malicia, sino con sabiduría, pensamientos y deseos de amor, de justicia, de verdad, de honestidad, de justicia, de pureza, de amabilidad, de buen nombre, llenos de virtud y dignos de alabar, como lo indica la Biblia en Filipenses 4:8. Es hora de renunciar a los miedos, y aferrarnos a la fe, creer que en Dios podemos avanzar, que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, nada de pensar con temores, llenos de pavor, porque la Biblia es clara y nos dice que aquellas personas que le han dado la espalda al Señor, los impíos, son quienes piensan de esa manera, y finalmente conforme a ese miedo, eso le vendrá.
Algunas veces sucede que, ante situaciones fuertes, nuestra primera reacción sea carnal, es decir de tener miedo, o pesimismo, pero es allí cuando nos acordamos cuál es nuestra identidad en Cristo, que somos sus redimidos, quienes hemos creído en Él, y entonces derribamos todo argumento que se levanta contra el conocimiento de Dios, sometiendo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y entonces nuestra manera de pensar cambia del miedo a la fe.
La fe que nos justifica en Jesús, también renueva nuestra manera de pensar, ya basta de pensar como si estuviéramos de espaldas a Dios, pensemos como lo que somos, sus hijos.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio 2022 JENM
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