Proverbios 28: 4-26 DHH94I: “Los que se apartan de la ley alaban al malvado; los que la cumplen están en contra de él. Los malvados no entienden nada de la justicia, pero los que recurren al Señor lo entienden todo. Más vale ser pobre y honrado que rico y malintencionado. El que cumple la ley de Dios es un hijo inteligente, pero el que anda con glotones es la vergüenza de su padre. El que amontona riquezas cobrando intereses, las amontona para el que se compadece de los pobres. Si alguno no quiere atender la ley de Dios, tampoco Dios soportará sus oraciones. El que lleva a los buenos por mal camino, caerá en su propia trampa; pero los hombres intachables recibirán lo mejor. El rico se cree muy sabio, pero el pobre e inteligente puede ponerlo a prueba. Cuando triunfan los justos, se hace gran fiesta; cuando triunfan los malvados, la gente se esconde. Al que disimula el pecado, no le irá bien; el que lo confiesa y lo deja, será perdonado. Feliz el hombre que honra siempre al Señor; pero el terco caerá en la desgracia. Igual que un león rugiente o un oso voraz es el malvado que gobierna a un pueblo pobre. El gobernante insensato aumenta la opresión; pero el que no es codicioso tendrá larga vida. El que ha cometido un asesinato no parará hasta caer en la tumba: ¡que nadie intente detenerlo! El hombre honrado será puesto a salvo, pero el perverso caerá en la desgracia. Al que cultiva su campo, hasta le sobra comida; al que anda con ociosos, lo que le sobra es pobreza. Quien es digno de confianza, será alabado; quien tiene ansias de riquezas, no quedará sin castigo. No está bien discriminar a nadie; hasta por un pedazo de pan se puede pecar. El ambicioso tiene prisa por ser rico, y no sabe que sobre él vendrá la pobreza. Con el tiempo, más se aprecia al que critica que al que alaba. Amigo de criminales es quien roba a sus padres y alega que no ha pecado. El que mucho ambiciona, provoca peleas; pero el que confía en el Señor, prospera. Sólo un necio confía en sus propias ideas; el que actúa con sabiduría saldrá bien librado”.
Vivimos en un mundo que nos exige la PERFECCIÓN, que nos habla constantemente del cambio, de ser diferente y nos vivimos comparando con los demás para ser iguales a lo que nos han dicho debemos ser.
Pero los cristianos no estamos llamados a cumplir con los parámetros del mundo o a ser cristianos sólo cuando estamos dentro de cuatro paredes, calentando una silla y oyendo al pastor sin actuar.
Los cristianos estamos llamados a ser ejemplo para el mundo, a influir en la vida de las personas a nuestro alrededor.
El mundo nos pide perfección, pero cuando miramos la vida de Cristo y sus enseñanzas, entendemos que él no demanda perfección, sino que nos muestra que podemos llevar una vida con EXCELENCIA, pero ¿cuál es la diferencia? Ser EXCELENTES, no es ser PERFECTOS, ser excelentes es tener la capacidad de cada día de luchar por ser mejores personas, basados en el ejemplo de Cristo, buscando siempre llegar a la santidad y obediencia que él nos enseñó, es buscar ser mejores cada día, es reflejarlo a él, sólo de esta forma podemos tener una vida que impacta a los demás, porque somos el testimonio de Su luz, es servir y amar porque somos amados por él.
Este proverbio nos lleva a meditar en esto, a pensar en cómo ser esas personas que viven buscando la excelencia cada día con sus acciones y cómo debe ser nuestra forma de vivir.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio (PG)
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