1 Pedro 5:10 RVR1960: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
En esta porción la Biblia nos muestra varios elementos a tener en cuenta en nuestra vida, primeramente se refiere no a cualquier dios, sino al Dios verdadero, aquel que es Señor de toda gracia; es decir, al que de manera inmerecida nos ama, porque en realidad no hemos hecho méritos como humanidad para que Él nos ame, y aun así no solamente nos ama, sino que nos quiere tener cerca, y este hecho se comprueba con esa parte que dice que “nos llamó”, lo que quiere decir que Él nos quiere cerca. Y no contento con esto, El Señor quiere que seamos salvos a través de Jesús, y solamente el Dios verdadero salva a través de su Hijo Jesús. Entonces, convencidos de que es el Dios verdadero quien nos ama por su gracia, porque así lo quiere, nos quiere salvar y también quiere lo mejor para nosotros, por eso nos ha dado dones, pero también nos lleva por procesos que nos dejarán preparados para cumplir con los mejores propósitos de nuestra vida. Esos mejores propósitos son los que Dios ha diseñado para nosotros porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros, entonces, son los mejores propósitos que pueden existir para nuestra vida, los adecuados.
En esos procesos que Dios hace para prepararnos, hay cuatros aspectos a tener en cuenta para la formación que hace en nosotros: primero, Él nos perfecciona. Esto no quiere decir que nos hace perfectos, infalibles o sin errores, sino que más bien que nos restaura, sana las heridas del alma, cambia nuestros malos hábitos, nos llena de fe, nos santifica a través de su Santo Espíritu, ese es el aspecto al que se refiere ser perfeccionados por él.
Segundo, nuestro Padre nos afirma, es decir que, una vez empieza a perfeccionarnos, nos hace saber cuál es nuestra identidad en Él; quiénes somos y cuál es nuestro propósito y nuestras responsabilidades. Esto es importante, porque si sabemos que somos Sus hijos y para qué vinimos a este mundo, entonces no nos dejaremos engañar por cualquier viento de doctrina extraña y estaremos bien cimentados y enfocados.
Tercero, El Señor nos fortalece, Su palabra nos enseña que Él nos hace fuertes en medio de nuestras debilidades cuando reconocemos nuestra total dependencia a Él, cuando día a día morimos a nosotros para que Él sea quien resalte en nuestro carácter y nuestra manera de ser, entonces así somos fortalecidos, alimentados por su Santo Espíritu para poder resistir los embates del enemigo, para tener esa fe perseverante que día a día nos haga seguir adelante caminando conforme a su voluntad y propósito.
Por último, una vez que hemos sido perfeccionados, afirmados y fortalecidos, El Señor nos establece conforme a ese llamado que recibimos, siendo sus instrumentos útiles en ese ministerio, servicio por el cual fuimos creados, para que usados por Él podamos impactar con amor y fe, en medio de donde nos coloque, como la familia, hermanos, amigos, trabajo, en fin, en cada lugar donde nos lleve seamos portadores de Su gloria, embajadores de Cristo y siervos útiles.
Perseveremos en el proceso para que de esta manera seamos formados y podamos avanzar, crecer, dando cumplimiento a los planes y propósitos que Él tiene para nosotros, de esta manera cumplir en amor con ese fin por el cual fuimos puestos por Él en este mundo.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (JENM)
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