Persiguiendo a Jesús
Mateo 9:27-31 TLA: “Cuando Jesús salió de allí, dos ciegos lo siguieron y comenzaron a gritarle: —¡Jesús, tú que eres el Mesías, ten compasión de nosotros! Los ciegos siguieron a Jesús hasta la casa. Y cuando ya estaban adentro, Jesús les preguntó: —¿Creen ustedes que puedo sanarlos? Ellos respondieron: —Sí, Señor; lo creemos. Entonces Jesús les tocó los ojos y dijo: —Por haber confiado en mí, serán sanados. De inmediato, los ciegos pudieron volver a ver. Pero Jesús les ordenó: —No le cuenten a nadie lo que pasó. Sin embargo, ellos salieron y le contaron a toda la gente de aquella región lo que Jesús había hecho.”
Este pasaje resalta en dos oportunidades una misma acción, nos dice: » … dos ciegos lo siguieron» y “Los ciegos siguieron a Jesús…”, lo que nos permite pensar que nuestro Señor no estaba específicamente buscando sanar a estas dos personas, ellos, textualmente leemos, lo persiguieron para buscar su sanación. Este hecho me ha llevado a reflexionar y pensar ¿nosotros verdaderamente estamos persiguiendo a Jesús?, o estamos esperando a que, desde nuestras posiciones Él llegue de manera automática.
Proverbios 8:17 RVR1960 nos dice: “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.” Más allá de una hora de la mañana, ese “temprano” que nos pide Jesús, es que lo busquemos antes de que tengamos el agua al cuello, no tengamos ningún otro lugar para mirar y la única alternativa sea mirar hacia el cielo. Si los días que renegamos sobre nuestra situación ya sea económica, familiar o de salud, los dedicáramos a BUSCARLE, seguramente el tamaño de nuestros problemas no escalaría hasta el punto de llegar a la desesperación y pronunciar el ya popular “¡Señor ayúdame, estoy desesperado!”, o “¿por qué me pasa esto a mí?”
Solo para aclarar, independientemente de cómo lo busquemos, DIOS SIEMPRE RESPONDE, Él es nuestro pronto auxilio, y nunca abandona a sus hijos, pero nuestro papel como hacedores y no solo oidores de la palabra es perseguirlo, buscarle constantemente y no esperar, desde nuestra comodidad y quietud, a que Él pase un día a transformar nuestras vidas.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GJ)
#MimetaesSanar

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