Planes de Prosperidad y Esperanza
Deuteronomio 28:11-12 RVR1960: “Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. 12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.”

Esta es una de esas promesas abundantes y perfectamente escritas, descritas en la biblia, particularmente me emociona leerla, así que mientras meditaba en el pasaje, también aproveche para pedirle al Padre que me concediera esas promesas de prosperidad y abundancia para repartir y prestar, de encontrar sus buenos tesoros, de ver suceder las cosas justo a tiempo, y la cereza del pastel, que esta bendición no fuera solo para mí si no para mis hijos y mi descendencia.

Mi espíritu investigativo me puso a escudriñar cómo hacia para ganarme estas promesas y encontré un resumen en los versículos previos que dice que, para obtener la promesa de “prosperidad y esperanza” debo oír atentamente la voz de Jehová y guardar y poner por obra todos sus mandamientos, entonces como buena financista,  me senté con una hoja y un lápiz y empecé hacer mi lista de chequeo, no robar ok, no matar ok, no jurar ok, y así me fui uno a uno chequeando los requisitos y justificando como buena humana mis respuestas, a ver si Dios me recibía los documentos y me abría la cuenta de la prosperidad eterna; y estando en ese infructuoso ejercicio el Señor me dejo ver que así no era.

Los mandamientos no se cumplen para que Dios canjee conmigo y me bendiga con un buen esposo, con buenos hijos, buena salud y una cuenta con varias cifras en el banco, de hecho el  ejercicio es completamente al contrario. Como Él nos ama tanto, cuándo vino a la tierra se tomó la tarea de enseñárnoslo con plastilina, por eso leemos en Mateo 22:37 que Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, pues cuando eso suceda verdaderamente en nuestros corazones, por amor a él no mentiremos, no cometeremos actos impuros, amaremos a nuestro prójimo, honraremos a nuestros Padres y entonces sin darnos cuenta vendrán esas preciosas las promesas.

Padre, hoy te pido que tomes nuestros corazones y los moldees de acuerdo con el tuyo, que la llama del amor por ti se avive extravagantemente en todos los que escuchen y lean este devocional, para que amándote podamos escuchar tu voz y cumplir los mandamientos, con la certeza de que tu Padre eterno nos darás todo lo demás por añadidura, amén.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra Casa de Refugio (AC)

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