¡Pon tu Casa en Orden (II)!

2da Crónicas 31: 20 TLA: “Ezequías tuvo éxito en la organización del trabajo del templo, porque lo hizo con el único deseo de agradar a Dios, y porque siempre actuó de acuerdo a su ley. Por eso Dios consideró que todo lo que Ezequías hizo en el territorio de Judá, lo había hecho con sinceridad”.

Durante las últimas semanas Dios ha hecho especial énfasis en la necesidad de examinarnos para sacar las tinieblas de nuestra alma y recuperar Su esencia en nosotros para disfrutar de una nueva temporada bajo Su voluntad. Profundizando en la instrucción que recibió el rey Ezequías, hemos iniciamos un recorrido evaluando la torre de control de nuestro cuerpo, donde se alojan nuestros pensamientos para entender la necesidad de ser renovados desde allí, y luego fuimos llevados a revisar nuestras prioridades para analizar su orden y comprobar si Dios está en el primer lugar.

Hoy nos dirigimos hacia la habitación de nuestras intenciones. Estas nos hablan de la determinación de la voluntad hacia un fin específico. El rey Ezequías hizo un pacto con el Señor y se determinó en su corazón SANTIFICAR el pueblo y la casa de Dios (2 Crónicas 29:10). Era tan claro el propósito en su vida que desde que inició su reinado hasta el fin de sus días, cumplió su compromiso y reestableció la adoración exclusiva para el Señor, por eso derribó todos los altares y destruyó todos los ídolos que el pueblo de Judá tenía, restauró el servicio en la Casa de Dios, dio lugar a la ley y los mandamientos de Dios en medio del pueblo, fue dadivoso con la obra de Dios y sostuvo el templo con sus propios recursos, ofreció ofrendas de gratitud al Señor y ante la adversidad le buscó.

Entonces, las intenciones en el corazón del rey Ezequías eran una clara evidencia de su fidelidad y obediencia al Señor. El ejercicio de establecer las intenciones es un proceso que nos conecta con nuestros anhelos y nos permite hacernos cargo de ellos. Si no sabemos lo que queremos, difícilmente podremos ponernos en movimiento hacia esa dirección. Las intenciones nos ayudan a habilitarnos para que eso se pueda desarrollar, es un punto inicial, una base que inaugura un nuevo ciclo.

Podemos pensar que al ser algo tan oculto, tan personal y al fin y al cabo parte de nuestro libre albedrío, el hecho de decidir qué propósito nos vamos a fijar en la vida es algo que pasará desapercibido, pero hoy Dios nos dice: “Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de Dios.” (2 Corintios 4:5 RVR95)

Ahora bien, a la luz de lo que Papá nos ha dicho y el Espíritu Santo con su luz nos ha mostrado, ¿qué vemos en nuestra habitación de las intenciones del corazón?, quizás todas han estado enfocadas sólo en nosotros y nuestro bien, o puede pasar que al irse las tinieblas te has dado cuenta de que no hay nada en ella, pero recuerda Jesús está ahí para animarte, él está intercediendo por ti en este momento para que puedas llenar esa habitación, recuerda que ya limpiaste la habitación de tus prioridades entonces tienes claro ahora qué puedes poner en ella.

Las intenciones de nuestro corazón si importan, porque un día serán puestas a la luz y CADA UNO de nosotros va a tener la posibilidad de ¡recibir de Papá el cumplido que hemos soñado durante toda la vida!, ¿te imaginas?, ¿qué te gustaría que dijera el Padre?

Estamos a tiempo de poner en orden nuestras intenciones, fíjate un propósito en Dios para toda tu vida, y como el rey Ezequías, determínate a cumplirlo cada día. Podemos fijarnos el propósito de vivir en santidad en todos los aspectos de la vida, ser testimonios vivos del evangelio, honrar a Dios con todo lo que somos y tenemos, en fin, lo importante es que DEBEMOS TENER UN PROPÓSITO, ese propósito debe tener un centro y una inspiración con nombre propio: JESUCRISTO.

 Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KMR)

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