Por la fe en su Nombre, recibo Sanidad
Hechos 3:16 NBLA “Por la fe en Su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien ven y conocen. La fe que viene por medio de Jesús, le ha dado a este esta perfecta sanidad en presencia de todos ustedes.”
 
El contexto de este versículo se desarrolla cuando Juan y Pedro suben al templo y se encuentran con un hombre cojo desde su nacimiento, al que llevaban diariamente a la puerta del templo a pedir limosna. El hombre les pedía limosna, Pedro y Juan fijan su vista en él, y Pedro le dice: “¡míranos!”.  El hombre cojo los mira atentamente esperando recibir algo de ellos, Pedro le dice: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!” Hechos 3:6 NBLA
 
El apóstol Pedro es usado por el Señor para sanar. El hombre en pie al lado de los apóstoles, con una multitud curiosa de testigo, sorprendida se aglomera alrededor de ellos. Lo primero que Pedro busca aclarar a la multitud es que este milagro no es el resultado de su propio poder o piedad, sino por la fe en el nombre sobre todo nombre, el nombre de Jesús. 
 
Este hombre tuvo la confianza para creer en el poder y la autoridad de Jesús, su fe fue alimentada por una causa: “es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre”. Esto me lleva a reconocer, que depositar mi confianza en Cristo me hace beneficiaria de la fructífera gracia de Dios sobre mi vida. 
 
Soy médico y debo confesar que durante algún tiempo desee el don de sanidad y pensé que debido a mi devoción al Señor me sería otorgado; además, lo desee para llenar de orgullo mi corazón y en el fondo, no para dar gloria a Dios. Pero el Espíritu Santo trajo consciencia de pecado a mi vida y me guardó de querer llevarme el crédito que solo le corresponde a Dios; de ahí en adelante, en lo secreto oro por la sanidad de aquellos pacientes que no conozco, pero sé que necesitan ser sanados en su alma y en su cuerpo.
 
La perfecta sanidad solo puede entrar en mi vida a través de la fe en Jesús, no a través de mis deseos egoístas, del dinero, del engaño o de las pasiones de este mundo. Mi devoción al Señor no es una moneda de cambio para obtener favor de parte de Dios. Dios es Dios, Creador y Soberano, no es deudor de nadie. Jesús llevó sobre sus hombros nuestras enfermedades físicas, emocionales y espirituales.  Gracias a Jesucristo soy poseedora de la paz que sobrepasa todo entendimiento, aun en medio de las circunstancias difíciles que pueda enfrentar en la vida. Por sus heridas recibí sanidad espiritual, vida eterna y esa es la obra más grande de Cristo en la cruz. Dios quiere darme también sanidad física y emocional, y a través de la fe me puede usar para sanar a los demás, aunque debo entender que es él quien decide cómo y cuándo.
 
Hoy reconozco que mis intensiones y mi perspectiva es clara y correcta si mis ojos están puestos en Jesús, si es su Nombre lo más importante en mi vida. Mi misión es mostrar a los que me rodean el amor de Cristo y que por la fe en su Nombre pueden no solamente ser sanados, sino reconciliados con el Padre y rescatados de la muerte eterna.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)

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