“Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar. Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.” Salmo 23:5-6 DHH.
Continuamos con la Senda del Pastor, luego de experimentar el deleite de las verdes praderas y las aguas tranquilas donde nuestro Señor Jesús nos pastorea; el Salmo 23 nos sorprende con la figura de un banquete del más excelso anfitrión, el cual ha sido preparado para cada uno de nosotros, ante los ojos de nuestros enemigos; quienes han trabajado para vernos derrotados y arruinados espiritual, anímica y físicamente, ahora tienen que observar cómo al ser ovejas de Dios, somos alimentadas con delicias y por tanto, fortalecidas junto a su Pastor-Padre: “Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos” Salmo 23:5 DHH.
En la Senda del Pastor somos ungidos con aceite fresco: “has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar” Salmo 23:5 DHH. La protección del Buen Pastor también se manifiesta en sanidad. En el campo las ovejas son atrapadas entre zarzas y mueren tratando de desenredarse, también existen moscas enormes que atormentan a la oveja, merodeando su cabeza, colocando huevos en sus fosas nasales, los cuales, convertidos en gusanos, las llevan al desespero de golpear sus propias cabezas en contra las rocas, muchas veces hasta la muerte. Ese aceite o perfume del que habla la palabra es su amor, su palabra, su Espíritu, formando una barrera protectora contra el mal que aqueja la mente de cada hijo de Dios para robarle la paz, es el blindaje contra esos pensamientos de derrota que pueden llevarnos a lacerar nuestra vida en medio de la angustia y la desesperación; de allí que una vez cubiertos con esta protección, nuestra copa, nuestra vasija, rebose de gozo. Hermanos, recordemos, hemos sido ungidos por nuestro Pastor-Rey, podemos vivir en victoria.
El Salmo 23 comienza animándonos a realizar una declaración de fe: “Nada me faltará”; y concluye invitándonos a declarar con absoluta certeza que la bondad y la misericordia de Dios nos seguirán por el resto de nuestros días si y solo sí; nuestro anhelo de habitar en su morada, en la casa de Dios; entonces se prolongará por siempre y para siempre su cobertura: “Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré” Salmo 23:6 DHH.
En la versión Reina Valera de 1960 citan el Salmo 23:6 así: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días” la parte subrayada complementa perfectamente la versión de la Biblia Dios Habla Hoy. Tanta ganancia sin inversión alguna hermanos; aprendí en la Universidad el concepto de apalancamiento financiero, consistente en la ganancia que se produce mediante una inversión razonable y proporcionada; pero delante de la cruz se rompe ipso facto este concepto, pues para iniciar, recibimos la salvación como un regalo, además completamente inmerecido, y luego, con una mínima inversión: obediencia, obtenemos una ganancia incalculable; desproporcionada como son los exuberantes pastos, las pasivas aguas y los nutridos banquetes que inspiraron al Rey David en sus hermosos canticos.
Señor, te damos gracias oh Dios por permitirnos comprender el valor incalculable de este canto hermoso de David, el Salmo 23, tan coreado y reverenciado en el tiempo que muestra de una forma esplendida los privilegios de adentrarse profundo en el reino de Dios de la mano de nuestro Pastor Jesucristo. Permítenos, Señor, comprender tu Palabra impresa en las Escrituras cual oveja que decide mantenerse cerca de su pastor, atentos de su llamado; durmiendo en su redil, en su morada por siempre y para siempre en deleite de su infinita generosidad te lo pedimos y suplicamos Señor Amén y amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (FJCG)
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