Josué 1:10-11 RVR95: “Entonces Josué dio esta orden a los oficiales del pueblo: —Id por el campamento y dad esta orden al pueblo: “Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová, vuestro Dios, os da en posesión.”
Antes de entrar a poseer la tierra de Canaán, el pueblo de Israel habitó en el desierto y allí a través de Moisés recibió una instrucción, obedecer los mandamientos de Dios para que pudieran mostrarle a todas las demás naciones de la tierra quién y cómo era el Dios de Israel.
Los primeros 5 capítulos del libro de Josué, son las instrucciones de este líder para poder entrar y poseer la tierra prometida. Dios encaminó a una nueva generación, aquellos que nacieron en el desierto, para dirigirlos como comunidad, como Su pueblo, en el propósito de poseer la tierra que había prometido a sus precedentes. Nosotros, estamos siendo convocados como iglesia, a caminar en el propósito que Dios ha preparado para cada uno con el fin de que todos poseamos la tierra que Él nos ha prometido, la tierra donde gozaremos de la plenitud de Dios en todas nuestras áreas de la vida, es decir, vivir el momento para el que hemos nacido conforme a la voluntad de Dios, derrotando todos nuestros gigantes, disfrutando de la victoria que sólo en Dios podemos obtener, aun sobre aquello que nos parece imposible y gozándonos de Su gloria sobre toda circunstancia de nuestra vida, rendidos ante Su voluntad, adorándole y disfrutando de nuestra vida eterna aquí en la tierra, eso es vivir en Canaán.
Si cada uno de nosotros está llamado a ser un Josué, es porque el propósito de Dios no es que poseamos solos la tierra que Él ha prometido, por eso necesitamos pensar, ¿cuál es el pueblo que estamos llamados a dirigir para esta conquista? Algo que identifica nuestra cultura es el egoísmo moral, este afirma que las personas deben tener la norma social ética de obrar para su propio interés y beneficio, sólo de manera opcional se pueden realizar acciones que ayuden a otros, siempre y cuando, nos repercuta en un beneficio propio. Y aunque no es cuestionable el hecho de que busquemos nuestro beneficio y el de nuestra familia, espiritual y bíblicamente hablando, sí lo es, cuando no pensamos en los beneficios de la vida eterna para todo aquel que nos rodea o que nos encontramos en el caminar de la vida. Entonces, ¿quién es tu pueblo?
¡Preparaos comida! En tres días cruzarían el Jordán, pero antes era necesario comer lo suficiente para entrar a poseer la tierra que Dios les había entregado. ¿Estamos preparando nuestro alimento espiritual para poseer la tierra que Dios YA NOS HA DADO? La tierra está ahí, lista para nosotros, ya tiene las escrituras a nuestro nombre, Dios firmó esas escrituras con tinta de sangre, la sangre de Cristo, ya NADA NOS ROBA la tierra que nos ha sido dada, tenemos “tres días” para nutrirnos espiritualmente de tal forma que estemos listos para poseerla, hacernos sus dueños y habitar en ella.
Entonces, ¿con qué nos estamos nutriendo durante estos tres días? Todos fueron convocados a alimentarse, este fue un mandato para el pueblo, cuando vemos un mandato es porque tenemos una única opción: OBEDECER. En lo individual y como congregación tenemos una instrucción, prepararnos comida antes de poseer la tierra que Dios nos ha prometido.
Y como en toda alimentación, hay ciertas cosas que nos nutren y otras que no. Escojamos muy bien los alimentos espirituales que estamos preparando en este tiempo para nutrirnos, no acudamos al restaurante de Egipto para abastecernos, desechemos todo lo que nos llena de colesterol mundano, lo que nos sube el azúcar de los deseos de la carne, las bebidas azucaradas que alimentan el ego y el exceso de comida chatarra que afecta el corazón que es conforme al del Señor.
Llenemos nuestra alacena con alimentos ricos en la Palabra de Dios, en Fe, en Valor, en Esperanza, en alabanza y adoración, en acción de gracias, que no nos falte el Fruto del Espíritu, de tal forma que al llenarnos de todo esto, nos de mucha sed y corramos para beber todos los días del agua pura de los manantiales de Cristo, la más saludable para nuestro espíritu (Juan 4:14).
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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