Preparándonos para poder Verle
Levítico 7:1-12 RVR1960: “En el día octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel; 2 y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos delante de Jehová. 3 Y a los hijos de Israel hablarás diciendo: Tomad un macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto, para holocausto. 4 Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante de Jehová, y una ofrenda amasada con aceite; porque Jehová se aparecerá hoy a vosotros. 5 Y llevaron lo que mandó Moisés delante del tabernáculo de reunión, y vino toda la congregación y se puso delante de Jehová. 6 Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá. 7 Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová. 8 Entonces se acercó Aarón al altar y degolló el becerro de la expiación que era por él. 9 Y los hijos de Aarón le trajeron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, y puso de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie del altar. 10 E hizo arder sobre el altar la grosura con los riñones y la grosura del hígado de la expiación, como Jehová lo había mandado a Moisés. 11 Mas la carne y la piel las quemó al fuego fuera del campamento. 12 Degolló asimismo el holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual roció él alrededor sobre el altar”.
 
En este pasaje el Señor me ha recalcado la importancia de la expiación como sacerdote de Dios. En el Antiguo Testamento Dios dio instrucción clara y detallada a los sacerdotes, de cómo levantar el sacrificio para expiación por el pecado propio y del pueblo, así como otros sacrificios; sin embargo, el Señor quiere centrarse en la expiación, porque era ese sacrificio cuyo propósito era específicamente santificar a su pueblo amado, para que estuviesen preparados para su visita. Esto debía hacerse para poder entrar en medio de la presencia de Dios. Lo anterior, nos habla de que el sacerdote levantado por Dios debía tener una preparación para poder entrar delante de su presencia, debía santificarse. La preparación es algo muy serio, porque todo aquel sacerdote que no se santificaba, moría al entrar delante de la presencia de Dios.
 
Hoy, está el sacrificio perfecto del Cordero de Dios, y fue una vez y para siempre; es decir, no hay más sacrificios que levantar para entrar delante de la presencia de Dios, fue roto el velo y ahora Cristo es el mediador entre Dios y los hombres, nos ha lavado de nuestros pecados y ahora nuestro deber es ser santos y prepararnos diariamente para poder verle.
 
No sé si ha tenido la oportunidad de ver actitudes en otros que le molestan; sin embargo, son prácticas que llevo en mi hacia Cristo. Un ejemplo, es el incumplimiento a los compromisos, en mi caso, me molesta que otros incumplan algo que se ha acordado previamente, pero ésta es una práctica que realizo con Dios faltando a mi palabra, así mismo se debe sentir mi Padre cuando le fallo, solo que Él es grande en misericordia y me ve a través de la sangre de Cristo. Lo anterior, lo pongo como ejemplo, porque es importante procurar mi Santidad en Cristo, porque como dijo Pablo en Gálatas, ya no vivo yo, más Cristo vive en mí. Este templo que soy yo debe permanecer en constante preparación para verle a Él diariamente, en todo momento y no contristar a su Espíritu Santo.
 
Amada iglesia, el Señor una vez nos recuerda la importancia de la santidad práctica. Saquemos todo eso que le desagrada al Señor y entreguemos nuestra vida sinceramente a Cristo. Dice Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
#mimetaesenseñar

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