“Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros y será llamado: Consejero, Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isaías 9:6 NTV)
Diciembre es una temporada que reúne muchos sentimientos, es una época de alegría, de fiesta, una época en la que la mayoría de las personas busca reunirse con su familia, tenerlos cerca, época de regalos, de compras, de cierres en las empresas grandes y pequeñas, una época llena de ajetreo, pero no siempre es lo que realmente debería ser.
Con esto no quiero decir que debería ser todo lo contrario, simplemente que debería centrarse en lo realmente importante, EN JESÚS. Damos prioridad a todas las cosas menos al evento más importante para toda la humanidad, el nacimiento de Dios hecho hombre, la promesa de restauración hecha realidad.
Uno de los nombres dados a Jesús es Príncipe de Paz, ¿qué significa realmente este nombre? Lo primero que quizás viene a nuestra mente cuando pensamos en paz es ausencia de problemas o dificultades, y la tendencia, es pensar que con Cristo en mi vida nunca más tendré problemas, porque somos gobernados por el Príncipe de Paz, pero realmente este pensamiento, aunque suena muy bien y de hecho es coherente, no es bíblico; es decir, no aplica para el ámbito espiritual.
La palabra hebrea para paz es Shalom, que significa “completo o entero”, puede referirse a un muro terminado, cuyos ladrillos quedaron perfectamente ubicados y no tiene ninguna hendidura; es decir, algo que puede ser complejo y contener muchas piezas, pero una vez restaurado queda en un estado completo. Así podemos interpretar la palabra Shalom, cuando hablamos de ella como un verbo.
Lo primero que Jesús vino a restaurar fue nuestra relación con el Padre, el pecado hizo pedazos nuestra comunión con Dios, pero Cristo vino para restaurarla y su obra quedó completa en la Cruz.
Luego, nuestra vida llena de problemas, circunstancias difíciles, relaciones complejas y nuestro corazón roto y desalineado, no estaban completos hasta que llegó la promesa, nuestro Príncipe de Paz vino a restaurar y darle una forma completa a nuestra vida, porque Él vino para poner cada cosa en su lugar y dar armonía en medio del caos de nuestra vida.
Nuestro Príncipe de Shalom, vino para reparar todo aquello que está roto y construir algo nuevo, de tal forma que quede completo en El. Y aún más, este Príncipe de Shalom vive en mí y en ti, la paz viene de Su presencia en mi vida no de la ausencia de problemas, El prometió estar con nosotros siempre, entonces todo encaja en su lugar cuando Él reina en nuestra vida.
Si tenemos al Hijo que nos ha sido dado, LO TENEMOS TODO, estamos completos en El.
Que esta navidad el Príncipe de Paz gobierne sobre nuestra vida y nuestra familia, que podamos disfrutar de la promesa de Dios hecha realidad, nuestra Shalom. Que Cristo, el Hijo de Dios que ha sido dado, nazca en cada corazón y en cada hogar para traer su Shalom, su restauración con el Padre y su restauración a los corazones rotos y las relaciones quebrantadas.
“Su gobierno y la paz nunca tendrá fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del Señor de los Ejércitos hará que esto suceda!” (Isaías 9:7 NTV)
KMR – Casa de Refugio
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