“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17 RVR60)
¿Cuántas veces se ha dado cuenta que se encuentra haciendo algo que claramente no le agrada a Dios y le dice: “Señor, ¿déjame solucionarlo después…”? ¿Ha hablado con Dios de sus planes de calendario para alejarse del pecado? Actuar de esta forma no es algo de lo que Dios se agrade, para Él esto es jactarse de su soberbia. Una soberbia que nos lleva a pensar que nuestros planes son mejores que obedecer a Cristo, que nuestro itinerario para arrepentirnos del pecado tendrá un mejor resultado que ceñirnos a la voluntad de Dios, que tenemos un plan diseñado mejor que la sabiduría que abunda en los planes del Padre. Nos hemos olvidado lo inescrutable de sus caminos por sobreponer nuestro orgullo y soberbia, nos olvidamos a lo que nos conduce a falta de humildad: “Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad” (Prov. 18:12 LBLA), ser altivos delante de Dios nos lleva a la destrucción y al fracaso, en cambio cuando decidimos ser realmente humildes delante del Señor él promete gloria y exaltación.
Los caminos de Dios, su consejo, su instrucción y su dirección son deleitosos y nos traen paz. Recordemos lo que mencionaba el profeta Isaías acerca de los pensamientos que tiene el Creador acerca de sus hijos:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8).
En cada uno de sus pensamientos y caminos hay un propósito eterno y el reflejo de cada una de las facetas de su carácter, pero sobre todo el de PERFECCIÓN. Por el contrario, nuestros caminos están motivados por la vanidad, orgullo y ego, conducen a PERDICIÓN.
Si el Espíritu Santo de Dios te ha hablado, si te ha llevado a leer versículos reveladores para tu vida o a escuchar prédicas y enseñanzas en los que te redarguye de un pecado que ha permanecido oculto o que has querido olvidar es este el momento de OBEDECER, de dejar de PROCRASTINAR el hacer el bien, conociendo que la omisión también es contada como pecado. Esto no se trata solo de ti, también es un llamado a nuestro comportamiento con el prójimo: “No niegues un favor a quien te lo pida si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: «Vuelve más tarde; te ayudaré mañana», si hoy tienes con qué ayudarlo”. (Prov. 3:27-28 NVI), es momento de ser diligentes con la instrucción personal y con el prójimo.
Tiempo de Hablar con Dios: Padre Glorioso, permite que tu iglesia sea pronta para oír y para hacer tu voluntad, danos la templanza y obediencia que necesitamos para buscar tu gloria y no la nuestra HOY. Queremos lo alto de tus caminos, no queremos las consecuencias que traen los planes lejos de ti. Despójanos de la soberbia, del orgullo, regálanos un corazón rebosante de humildad, que pueda reconocer que la postergación de Tu voluntad nos aleja de ti, ¡Espíritu Santo haz de nosotros HOY unos siervos dispuestos, listos y presurosos a seguir con gozo lo que tu voz nos dice! Amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (MALS)
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