Los cristianos tenemos en algún momento de nuestra vida dificultades para escuchar la voz de Dios, ¿te ha pasado? Yo creo que, ¡a todos nos ha pasado!
Por eso, sobre esto quiero señalar dos cosas de interés para todos. Dios habla, pero no siempre de la manera que esperamos, por ejemplo, queremos que Él nos hable sobre una propuesta laborar y nos habla sobre nuestro papel en el cuerpo de Cristo, entonces quedamos como… ¿Ah?
Así es nuestro Dios, me atrevo a pensar que obra de esta forma porque ese tema laboral ya lo tiene resuelto y solo es cuestión de días para que lo sepamos, Él ya lo solucionó sin nuestra ayuda. En cambio, nuestro papel en el cuerpo de Cristo seguramente es un tema en el que Él anhela tengamos mayor determinación ahora, porque si no estamos dispuestos a servirle desempleados, menos lo haremos con un nuevo empleo, y esto es solo un ejemplo…
Lo segundo, es que también tenemos un Dios que a veces guarda silencio y eso significa que está trabajando en nuestro carácter y situación. Hace poco me hablaron de 3 impedimentos para escuchar a Dios y los quiero compartir a ustedes:
- LA INCREDULIDAD, creernos la mentira de que no podemos escuchar a Dios. Todos los hijos de Dios podemos escucharlo, eso dice su palabra y Su palabra es VERDAD. Juan 10:27 dice: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y ellas me sigue.«
- Otro obstáculo es, la FALTA DE CONOCIMIENTO de las formas en las que Dios se comunica con sus hijos. A veces lo hace por sueños, visiones, autoridades espirituales y siempre, siempre y sin excepciones con Su palabra. Cuando abrimos la Biblia iniciamos una conversación con Él, sus respuestas serán tan claras como abierto tengamos el corazón para escucharlo. Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien. (2 Timoteo 3:16-17)
- LA DISTRACCIÓN. Hablar con Dios y esperar escucharlo mientras hacemos mil actividades y pensamos en otras cosas no es tan efectivo. Nuestros momentos con Dios deben tener la confianza de un hijo cuando se acerca a su padre a contarle sus sentimientos, pero también la reverencia de quien está en un encuentro con el primer mandatario de un país o el rey de alguna nación, en este caso con nuestro Rey, y eso merece todo nuestro respeto, concentración, dedicación y exclusividad. Mientras lo hagamos solos, Él y yo, y nada ni nadie sea más importante, recibiremos una porción de Su presencia que nos hará salir diferentes.
Éxodo 29:42-43 (RVR1960) nos dice: «Esto será holocausto continuo por vuestras generaciones, a la puerta tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí.” Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.»
Oremos porque podamos comenzar un NUEVO TIEMPO de comunión con Él, no importa lo que haya pasado, tenemos un Dios fiel y misericordioso que está ahí, en el lugar secreto, esperando aun antes de que lleguemos, listo para levantarnos, sostenernos, aconsejarnos, darnos su amor y su revelación.
“Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.” (Hebreos 11:6 TLA)
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (GVO)
Leave a Reply