¿Qué Tenemos para Dar?
Marcos 12: 41-44 RV1960: “Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”.

Leyendo la Palabra que sustenta el devocional de hoy no podía dejar de pensar en un comportamiento de Jesús que fue el que propició la gran enseñanza que Él nos quiso dejar con este cuadro y es que “miraba al pueblo”. No sé si somos realmente conscientes de lo que esto significa.
Él nos mira, y para el caso de la viuda, no miraba la cantidad de dinero que ella dejó en el arca de la ofrenda a pesar de que la cuantificó para efectos didácticos, si no que miraba su corazón, su voluntad, su amor, su sacrificio, su incondicionalidad, su generosidad, su fe y su confianza.

Todas estas características que difícilmente pueden encontrarse en un solo ser humano (excepto en Cristo), pero que increíblemente fueron dotadas en una mujer que no contaba con un esposo y que sabemos que por la época y la cultura judía, la hacían aún más frágil.

1.      Ella no temió en dejar lo único que tenía para su sustento, porque tenia en su corazón a Dios indudablemente. Él no quiere nuestro dinero, por que no lo necesita, pero cuando rendimos todo a Él, le reconocemos nuestra vida y nos hacemos agradables, como lo dijo Pablo en la Carta Segunda a los Corintios (v.3), al reconocerle a los macedonios su entrega a Dios: “Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas y aún más allá de sus fuerzas.”

2.      Ella no dudó en dejar lo único que tenía para vivir, por que su vida dependía de Dios, pues a pesar de que la ley no la obligaba a diezmar o a ofrendar ella dio TODO y lo mejor de forma voluntaria como la Palabra lo indica: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9:7

3.      Ella no pensaba en tener otro marido que la proveyera, porque su marido, su amor, era Dios, si no es así, como explicamos su libertad para darlo todo.

4.      Ella sacrificó todo, no una parte, ni lo que le sobraba, si no todo, sin miramiento alguno, dio lo mejor para su Dios, así como el Padre nos dio su Hijo para salvarnos. La viuda dio algo que le costaba, como David lo expresó en 2 de Samuel 24.24(b): “porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.”

5.      Ella no condicionó su dádiva a recibir algo en contramano, porque aunque sabía que no tenía para sustentarse en su pobreza entregó con gozo, cumpliendo un mandato que encontramos en 2ª de Corintios 8.2: “que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.”

6.      Ella no escatimó en dar todo lo que tenía para vivir, fue generosa, porque centraba la certeza de su sustento en Dios y sabía que en Él podía confiar sin necesidad de tener que ver algún resto de dinero en sus bolsillos, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1.

7.      Ella no sabía que Jesús la miraba, pero el único que sabia que ella estaba dando todo lo que tenia era Él y si ella lo tenía en su corazón, sabía que de Él iba a provenir misericordia para su sustento, como nos los confirma Filipenses 4.19 “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.”

Con este ejemplo, solo queda en nuestra reflexión y en el interior de nuestro corazón delante de los pies de Cristo preguntarnos pero sobre todo respondernos: ¿Qué tenemos para dar?

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (OLAM)
#MimetaesConstruir

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