Hebreos 9:26 RVR95: “De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los tiempos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.”
En algún momento de la vida, bien sea por la literatura o por una película, hemos conocido alguna historia de amor. Un rasgo similar entre las historias más bellas, es que siempre hay algún tropiezo que impide que dos personas puedan estar unidas; el dinero, los odios entre familias, los prejuicios, la distancia, entre otros, se convierten en obstáculos a los que es necesario enfrentarse con tal de que salga victorioso el amor. Lo cierto es que, las grandes historias de amor han sobrepasado los obstáculos o han sobrevivido a pesar de grandes pruebas.
En el libro de Génesis, se nos enseña que el hombre habitaba junto a Dios en el jardín del Edén, era tal su relación con él que trabajaba administrando temas de la creación, luego cediendo a la propuesta de Satanás, levantó un muro entre él y Dios, haciendo imposible mantener esa cercana intimidad, todo por causa del pecado. Sin embargo, Dios, que es amor, ya tenía ideado un plan perfecto para restaurar esta relación, porque ES SU DESEO mantener su relación con el hombre. El Tabernáculo de Moisés era la representación de ese deseo. El pueblo de Israel tenía miedo de subir al monte Sinaí, entonces Dios decidió dar las instrucciones necesarias para construir un lugar donde pudiera estar más cercano al hombre.
“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.” (Éxodo 25:8 RVR95)
Esa intención de cercanía de Dios no tenía otro fundamento diferente que su eterno y perfecto amor por toda la humanidad. Con el pueblo de Israel, hasta nuestro tiempo, vemos a un Dios que busca incansablemente que el hombre acceda a restaurar su relación de INTIMIDAD con él, simplemente porque lo ama. Sin embargo, no sólo el pueblo de Israel, sino en nuestra propia vida, que hemos sido esquivos a ese amor y, engañados por los placeres de este mundo, nos hemos entretenido con amores pasajeros y hemos pasado de largo las constantes evidencias de la búsqueda de Dios por nosotros.
La historia de amor entre Jesús y la humanidad está llena de grandes tropiezos, de largas esperas, de ingratitud, rechazo e indiferencia. Sin embargo, Su amor por nosotros ha sido perseverante y ha luchado para derribar cada una de las barreras que levantamos para evitarle.
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16 NBLA)
Dios ideó todo el plan, Cristo hizo su parte, obedeció y se dio a sí mismo para restaurar esa relación inicial, para que volviéramos a ser sus amigos, el Espíritu Santo estuvo ahí cada día, esperando que abriéramos la puerta para ayudarnos y convencernos de nuestra necesidad de Su amor perfecto y redentor. Si, El Dios del Universo, de todo cuanto hay, interesado por cada uno de nosotros. A través del Nuevo Pacto, un acuerdo legal entre Dios y el hombre firmado con la sangre de Jesús, nos dejó la garantía, poniendo TODO de su parte para estar con nosotros, para que nos entregáramos a Su amor.
Su amor superó todos nuestros obstáculos, entonces, ahora que le conocemos, ¿cómo luchamos por quitar de en medio todo lo que se atraviese en este perfecto amor? Si Él hizo TODO para “quitar de en medio el pecado.”
Tiempo de Hablar con Dios: Amado Redentor, te agradezco por cada día que me buscaste, por tu amor que luchó contra todos los tropiezas que yo misma puse para evitarte. Ayúdame a luchar también contra todo aquello que quiera separarme de Ti, contra todo aquello que quiera apagar nuestro amor. Amén.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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