Recordando al Señor en la Prosperidad
Deuteronomio 8:18-19 NTV: “Acuérdate del Señor tu Dios. Él es quien te da las fuerzas para obtener riquezas, a fin de cumplir el pacto que les confirmó a tus antepasados mediante un juramento. 19 Pero una cosa te aseguro: si alguna vez te olvidas del Señor tu Dios y sigues a otros dioses, y les rindes culto y te inclinas ante ellos, sin duda serás destruido.”
 
La verdad es que al leer este pasaje, recuerdo momentos de mi vida y también de la vida de otras personas, donde cuando hubo gran necesidad.  Estábamos buscando la presencia de Dios, en la casa, en el trabajo, en la iglesia; como dicen, prácticamente podíamos vivir con la Biblia debajo del brazo y el “Dios te bendiga” en la boca, como un reflejo de nuestra cercanía de Dios. Pero, cuando el panorama cambiaba y venían las bendiciones de Dios, la Biblia pasaba a ser un elemento decorativo en casa, o inclusive se utilizaba como pisapapeles; de nuestra boca lo que salían eran frases vanas, ni el “Dios te bendiga” se escuchaba, y ya no había tiempo para ir a la iglesia o para servir, porque esa nueva bendición nos ocupaba el tiempo que teníamos.
 
La verdad no sé de la vida de aquellas personas que, luego de recibir la bendición, se esfumaron, espero de corazón que hayan retomado esa búsqueda de Dios con igual o mayor pasión como lo solían hacer. En mi caso, entendí que Dios da riquezas de todo tipo, pero definitivamente la mayor riqueza que tenemos es su presencia en nuestra vida. Cuando lo busco, tengo su incomparable amor, su fortaleza, su sabiduría, su paciencia, su constancia, su sentido de responsabilidad y compromiso, entre otras virtudes que Dios me ha dado para triunfar y ser buen mayordomo; no sólo a mí, sino también a otros que veo con gozo que logran sus metas de la mano del Señor. Una de las experiencias más lindas que considero tiene la vida, es la de conquistar, pero durante el camino estar codo a codo con Dios, escuchándole, hablándole, teniendo esa compañía que nos da seguridad y certeza, y una vez alcanzada la meta, darle las gracias, el reconocimiento y toda la gloria, eso es algo que nos llena de plenitud.
 
Estoy seguro de que en la medida que obedezca y siga los pasos que Dios me traza y sus estrategias, voy a conquistar muchas cosas, habrá provisión, pero si lugar a dudas el camino recorrido junto a mi Padre para alcanzar esa meta y la gratitud cuando consiga la victoria, siempre serán más enriquecedoras que la fortuna misma.
 
Oremos para que así como perseveramos en el Señor antes de la necesidad, nuestra constancia con Él sea aún más grande cuando dicha necesidad sea suplida. Si fue la fe la que me movió a buscarle, entonces que sea esa misma fe acompañada de amor y gratitud la que me impulse a permanecer.
 
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio – JENM

Leave a Reply

Your email address will not be published.