1ra Pedro 1:7 RVR1960: “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”
Así como el oro es pasado por fuego para limpiar, quitar impurezas y sacar el metal más hermoso y brillante, de esa misma manera somos probados para sacar lo más hermoso que tenemos dentro de nosotros, aquello que refleja a Cristo. Salmos 139:23-24 RVR1960 nos dice: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.”
Mientras estemos en la tierra vamos a ser refinados como el oro. Solo Dios puede descubrir lo que hay en tu corazón y la forma de ponerlo en evidencia a los demás es por medio de la prueba. 1ra Pedro 1:7 LBLA: “para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo.”
El proceso de refinamiento del oro tiene diferentes etapas. Inicialmente “la mena”, que se conoce como la piedra en bruto de donde se puede extraer el mineral, es triturada. Dios permite la prueba para que tú le puedas ver, “Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.” (Job 23:10 RVR1960). El enemigo te tienta para destruirte, el Señor te prueba para perfeccionarte, entre más te resistas al quebrantamiento, más duro será el proceso, solo alguien que ha sido triturado conoce la humildad. Durante este proceso en medio de la prueba son quitados el orgullo y la vanidad.
Luego de ser triturada, es lavada para quitar las impurezas. Dios nos tritura, pero eso no nos garantiza limpieza, hace falta ser lavados en agua. El agua es simbolizada por la palabra de Dios, nadie podrá creer en Cristo si no es a través de la Palabra de Dios. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” (Hebreos 4:12-13 RVR1960). Hay momentos en que debemos reconocer que nos falta revelación de la luz de la palabra frente a temas específicos para sacar todas las impurezas de nuestro corazón, debemos aceptar que la Palabra dice lo que es.
Una vez triturada y lavada, la mena se lleva al horno a una temperatura extrema para sacar el oro de la más alta pureza. Cuando este precioso metal es expuesto a altas temperaturas empiezan a salir las impurezas más profundas, las cuales son reconocidas solamente por El Refinador, es Él quien las va sacando, entre más veces se repita el proceso, más puro será el oro. La pureza del oro es directamente proporcional a su resistencia. “Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.” (Isaías 48:9-11 RVR1960)
¿Te encuentras en medio de la prueba? “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Santiago 1:2-4 RVR1960)
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)
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