Lucas 10:1-16 RVR1960: “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.”
En este pasaje El Señor nos recuerda la importancia de ser sus discípulos, y la valía que tenemos cuando somos obreros y representantes de su Reino. Y es que precisamente eso somos, sus representantes, porque aun siendo indignos de serlo, al Padre le plació que fuésemos nosotros quienes llevemos su palabra, y que en el nombre de Jesús fuésemos testigos de su poder y hacedores de su voluntad. Él nos ha revestido con su poder, para que muchos sean salvos y reciban ese mensaje, esas Buenas Nuevas de que hay esperanza en Jesús.
El Señor siendo omnipotente, omnipresente y omnisciente, y por lo tanto teniendo el poder y recursos suficientes, decide que nosotros, siendo imperfectos y sin ningún tipo de poder sobrenatural, seamos sus instrumentos.
Muchas veces nos frustramos cuando rechazan el mensaje del evangelio, pero más que rechazarnos a nosotros, como leímos, están rechazando a Jesús. Que ese tropezón no nos desanime porque tenemos el privilegio de ser sus representantes y de llevar su Gran Comisión, por esa razón hemos sido revestidos de su poder.
Por otro lado, necesitamos atesorar en nuestro corazón esta verdad, que la autoridad que nos ha sido delegada y el poder de Dios que actúa a través de nosotros, no nos puede hacer perder el sentido y alimentar nuestro orgullo, porque nuestro motivo de alegría debe ser que somos Hijos de Dios y salvos por fe, por la gracia y el amor del Padre, porque le agradó darnos a entender sus misterios, para que de esta manera mantengamos la humildad, y seguir haciendo con mucho regocijo su voluntad, pues al fin y al cabo somos, como dice Pablo, colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9).
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (JENM) #mimetaescomprender
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