Santiago 1:13-14 RVR1960: “13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.”
Muchas veces nos enfrentamos a tiempos de cansancio, pesadez, dudas, momentos en los que no estamos fortalecidos y se convierten en las circunstancias propicias para que el enemigo venga a seducirnos hacia el pecado. El pasaje de hoy nos dice que podemos ser tentados porque la naturaleza pecaminosa, nuestra concupiscencia, tiene la capacidad de seducirnos; es decir, de cautivarnos a tal punto que podemos ceder y fallar en el blanco del propósito de llevar una vida que agrada a Dios en todo.
Por supuesto, esto es algo que en algún momento de mi vida he tenido que enfrentar; sin embargo, al reflexionar, me he dado cuenta de que siempre hubo una puerta de salida para evitar una caída, y que de haberla tomado, habría podido salir victorioso en medio de la tentación del diablo. De igual manera en los momentos que tomé la salida brindada por Dios, le he agradecido por ayudarme a identificar y tener la determinación de escoger la salida adecuada.
Analizar estas circunstancias en mi vida me lleva a concluir que, no teniendo nada que ver con la tentación, Dios me perdona y en su infinito amor me da la salida, las fuerzas para soportar y vencer la tentación, pero para no estar a merced de las piedras que el enemigo me pone en el camino para caer, es clave que cada día profundice en mi relación con Dios, de esta manera mi propia concupiscencia va a ceder y darle el lugar a Cristo, quien gobierna mi vida a través de su Espíritu para que mi carne no prevalezca.
A diario decirle a mi Padre Celestial: “ven, toma tu lugar” y cederle el señorío sobre mi vida, me evitará ser atraído y seducido por deseos carnales, y más bien seré atraído por el fuerte deseo de estar en la voluntad de Dios, de amarlo, honrarlo, lo que me hará enteramente preparado para toda buena obra y sabio ante cualquier otra tentación que pueda llegar.
Devocionales Refúgiate en su Palabra, Casa de Refugio – JENM
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