Salmos 34:1-4 RVR1960: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.”
Este salmo fue escrito por David cuando se encontraba huyendo del Saul. Como fugitivo fue a Nob, una ciudad levita cerca de Jerusalén. En ese tiempo, un descendiente de Eli era el principal sacerdote, su nombre era Ahimelec. David fue a buscarle para que lo auxiliara, pues no tenía qué comer ya que había tenido que huir a prisa. Su objetivo era pedir pan, no fue a otro pueblo, porque seguramente le avisarían a Saúl; con los sacerdotes estaba más seguro ya que tenían muy poco contacto con el rey, especialmente después de que Saúl se alejó de Dios.
David inicia este salmo diciendo “bendeciré a Jehová en todo tiempo, Su alabanza estará de continuo en mi boca.” Bendecir a nuestro Señor implica tener un corazón agradecido por el gozo de su salvación. Cuando en la Biblia Dios “bendice” a los hombres, estos son ayudados, fortalecidos y hechos mejores de lo que eran antes, pero cuando los hombres “bendicen” a Dios, él no es ayudado, fortalecido o hecho mejor; que el hombre bendiga a Dios es una expresión de gratitud en alabanza.
El segundo verso nos dice “En Jehová se gloriará mi alma: Lo oirán los mansos, y se alegrarán.” Gloria significa honor, distinción, aquello de lo cual podemos jactarnos con toda justicia, brillantez, esplendor, belleza radiante y bienaventuranza. Romanos 8:17-18 nos dice: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Para llevar a cabo la palabra: “El que se gloria gloríese en el Señor«, se nos aconseja no vanagloriarnos, no gloriarnos en nuestras propias fuerzas o en nuestra aparente sabiduría. Las Escrituras relacionan nuestra gloria futura con nuestros sufrimientos presentes. Como leímos en Romanos 8:14-17, si sufrimos con Él, juntamente con Él seremos glorificados. No nos dice que nuestra gloria depende de nuestros sufrimientos o que seremos glorificados si hemos sufrido aquí en cierta medida, pero nos manifiesta que la gloria que vendrá pagará con creces lo poco que hayamos tenido que sufrir con Cristo aquí en la tierra.
El tercer verso del salmo 34 nos habla de engrandecer al Señor y exaltar su nombre, juntos como hermanos en Cristo. Es una invitación en unanimidad a alabar la grandeza de Dios. El verso cuarto dice: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”, nos invita a tener una búsqueda constante del Señor en oración, quien nos oye y nos da la seguridad de no movernos de acuerdo con la circunstancia, si no a su dirección, porque Él nos libra de nuestros temores.
¿Qué te está atormentado hoy? ¿cuáles son tus temores? Este mes tu meta es orar, buscar a Jehová quien te libera y da la victoria sobre tus temores, Dios no se limita a una sola cosa, nuestro Dios es Todopoderoso y tiene potestad de gobernar tanto en el cielo como en la tierra.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG) #MimetaesOrar
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