Sanidad en Cristo
Santiago 5: 13-20 RVR1960: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”.

Cristo en medio de este pasaje, nos recuerda el poder de la oración, esta arma poderosa en Cristo Jesús para con sus santos y justos en Él. Aparte de poder conversar a diario con nuestro Padre en medio de la oración, también mediante esta Él salva y levanta al enfermo, tal y como nos ha enseñado a través de los evangelios, concretamente en el verso 15 de este hermoso pasaje.

Normalmente cuando hay aflicción, abatimiento y tristeza en nuestro corazón, tendemos a aislarnos y este es uno de los errores que utiliza el enemigo para devorar a su presa. Aquí el Señor ordena llamar a los ancianos para rodear en oración y ungir con aceite en el nombre del Señor Jesucristo, para sanidad física, pero también está la sanidad de los unos para con los otros, en cuanto a las ofensas; este tipo de enfermedad daña al cuerpo de Cristo por la división que causa, y es allí donde opera el enemigo para devorar a su presa aislada, por ello confesemos nuestras ofensas los unos con los otros, para que haya sanidad en medio de su iglesia.

Dios nos da un claro ejemplo del poder de la oración que tenemos en Cristo Jesús, Señor nuestro y está en el verso 17, donde Elías, un hombre como nosotros, ora a Dios fervientemente (con entrega) y Dios responde; este varón estaba sometido a las mismas pasiones con las que luchamos nosotros diariamente, lo recalca la palabra, y lo que el Señor quiere mostrarnos y enseñarnos, es que nosotros en las mismas condiciones de lucha, hemos sido justificados y vivificados por su Espíritu para guardar y hacer su palabra y tenemos este mismo poder en Él mediante la oración.

Amada iglesia, pongamos siempre nuestra mirada en Cristo y mantengamos esta comunión diaria con Él mediante la oración para sanidad del cuerpo de Cristo, amén.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
 #mimetaessanar

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