Ser de un Mismo Sentir con Cristo
Filipenses 2:5-8 NBLA: “Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
 
En este pasaje vemos que Cristo hizo algo que nadie más podría hacer para nuestra redención. El Dios creador, sustentador, el Dios que estaba desde el principio, el Verbo, dejó su condición de Dios y se hizo hombre. Descendió de la gloria a la vergüenza, para llevarme de la vergüenza a la gloria, el Hijo de Dios que descendió al mundo para que yo pudiera ascender a la gloria de Dios, pago la humillación para mi glorificación, le costó su propia vida por la mía.

En el libro de Números 14: 18 NVI leemos: “El Señor es lento para la ira y grande en amor, perdona la maldad y la rebeldía, pero no tendrá por inocente al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en sus hijos hasta la tercera y cuarta generación”. Dios el Padre, manifiesta que no dejará impune al culpable. Cristo tomó mi lugar siendo culpable de mi pecado para dejarme impune, no solamente voluntariamente decidió humillarse, sino que mostró su actitud de siervo. 

La palabra “doulus” que traduce: esclavo, en la antigüedad tenía la implicación de que esa persona esclava debía su existencia a su amo, por tanto vivía para complacerle. Sólo Cristo vivió perfectamente una vida que complació a su Padre y a través de esto nos deja un modelo de cómo debemos vivir nuestra vida humana para complacer a Dios. Tanto estaba complacido el Padre que se oyó una voz de los cielos que decía: «Este es Mi Hijo amado [ en quien me he complacido» (Mateo 3:17 NBLA).

Dios a través de su Palabra, me invita a ser de un mismo sentir con Cristo. La auto humillación de Cristo es la respuesta de cómo lograr ser de un mismo sentir y propósito. Analizo lo que ha sido mi vida desde que camino con Cristo y en realidad nunca, voluntariamente, me he sometido, ni me he humillado para el cumplimento de su propósito, es él quien en muchas ocasiones me ha humillado por mi corazón duro, así como lo hizo con muchos de los personajes que leemos en la Biblia; de profetas como Jonás quien tuvo que ser humillado para cumplir la voluntad de Dios, no voluntariamente, si no obligado. Mi ego supera la razón y en muchas ocasiones prefiero perder bajo mi propia voluntad que ganar sometida a la voluntad de Dios.

Dios también me invita a no hacer nada por egoísmo ni vanagloria. Ser de un mismo sentir con Cristo es someter mi voluntad a los propósitos de Dios; así que hoy iglesia, nuestro llamado es a tener el mismo sentir de Cristo Jesús y humillarnos ante el Dios que voluntariamente se despojó de su gloria para llevarnos de nuestra caída vergonzosa hasta la gloria de Dios.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio, LG.

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