Mateo 14:22-26 NTV: “Inmediatamente después, Jesús insistió en que los discípulos regresaran a la barca y cruzaran al otro lado del lago mientras él enviaba a la gente a casa. Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche. Mientras tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas. A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, quedaron aterrados. Llenos de miedo, clamaron: «¡Es un fantasma!».”
En esta porción del pasaje vemos que Jesús les pide a los discípulos que vayan adelantándose mientras Él despide a la gente, esta gente a la que se refiere la Biblia, son las más de cinco mil personas que fueron alimentadas con la multiplicación de los panes y los peces.
El hecho de que Jesús los haya mandado antes, no quiere decir que los dejó solos, porque vemos que El Maestro se puso a orar, y esto nos muestra dos facetas interesantes de Jesús: primero, que Él nos enseña la necesidad de estar buscando constantemente la presencia del Padre, siendo Jesús Dios, eso no lo excluyó de buscar al Padre en oración.
En segunda medida, Jesús intercede por nosotros ante El Padre, porque Él es nuestro abogado. Cuando Jesús nos envía a seguir adelante, vayamos con la seguridad de que Él estará orando por nosotros delante del Padre y no nos dejará solos. Cuando lleguen las circunstancias difíciles, Él estará allí para ayudarnos, muchas veces lo hará de maneras que van más allá de nuestro entendimiento, tal como pasó en este pasaje donde caminó sobre las aguas para encontrarse con los discípulos.
Jesús fue al encuentro de sus discípulos, cuando estaban en aprietos, pero ellos pensaban que era un fantasma, no lo reconocieron y eso nos debe poner a pensar en que debemos relacionarnos más con Dios para reconocerlo cuando venga a nuestro encuentro, de tal forma que reconozcamos su voz cuando nos hable y podamos reconocer su obra cuando actúe en medio de las circunstancias, para poder identificar y obedecer su voluntad.
Por tanto, es clave seguir el ejemplo de Jesús, el cual es: tener constante intimidad con El Padre, y lo podremos hacer a través de la oración, de la lectura de la palabra y su puesta en práctica, a través del ayuno, de las disciplinas espirituales que no sólo nos formarán en el carácter de Cristo, sino que también nos permitirán tener intimidad con Dios y poder conocerlo cada vez más, para que de esta manera podamos fijar nuestra confianza en Él y no en las circunstancias.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (JN)
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