Rut 1:3-7 RVR1960: “Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido. Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.”
El efecto de una mala decisión es llevarnos por el camino de otras malas decisiones. Irónicamente, Elimelec se fue para escapar de la muerte, y aun así él y sus hijos encontraron justo eso en el plazo de una década. No solo su mala decisión le afectó negativamente a él, sino a toda su familia. Debemos darnos cuenta de que las decisiones que tomamos en la vida también afectarán a otros.
Si es en Belén es en Belén, no te muevas de allí porque se vivan momentos de hambruna. Elimelec comenzó a ver que en Moab había mucha comida y tomó la decisión de irse basado en el desánimo. Nosotros como humanos tomamos muchas decisiones basadas en nuestras emociones, pero no en la voluntad del Señor. Hay lugares de donde Él nos ha sacado a los que nunca debemos pensar en volver.
Una vez que Elimelec salió de la voluntad de Dios, ya no tuvo la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo. Permitió que sus hijos se casaran con mujeres moabitas que no conocían a Dios y permitió matrimonios en yugo desigual. Con una mala decisión, Elimelec llevó a su familia lejos de los asuntos de Dios. Es importante que tú y yo busquemos la voluntad de Dios en lugar de hacer lo que creemos que es lo mejor.
Así que, no te muevas de tu asignación porque en el mundo hay aflicciones, confía en Jesús, él ha vencido al mundo.
Como pueblo de Dios tenemos una oportunidad única para conocer Su voluntad y vivir bajo Su abrigo. Existen tiempos en la vida en que la tormenta golpea, pero nosotros no somos de los que retrocedemos. Los vientos serán contrarios, vendrá la crítica, pero debemos permanecer porque el Señor es nuestra ayuda y fortaleza.
Es una temporada para buscar su voluntad y confiar en Él, o apoyarnos en nuestro propio entendimiento y decidir lo que creemos es mejor. Finalmente veremos que el plan de Dios es mejor que el nuestro, pero meditemos en lo que dice la palabra de Dios: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmos 46:10 RVR1960).
Dios no depende de circunstancias, de ocasiones o de los recursos humanos. Moab tenía una buena estructura, era bonita, tenía alimento, pero había un gran problema, DIOS NO ESTABA AHÍ. Mientras que en Belén con hambre y con sequía, DIOS SI ESTABA AHÍ, Dios se movía en Belén y no en Moab, porque los moabitas eran un pueblo idólatra y Dios no comparte su gloria con nadie.
“No tengas ningún otro dios aparte de mí. No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar. No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses extraños…” (Deuteronomio 5: 7-9ª NTV).
Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (LG)
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