Si todos damos, No Faltará

Nehemías 5: 9 TLA: “Entonces yo les dije: Lo que ustedes están haciendo no está bien. Para evitar las burlas de nuestros enemigos ustedes tienen que demostrar que respetan a Dios.”

La palabra de Dios nos revela que la injusticia social ha sido una constante en el transcurso de la humanidad. Siempre existirá quien quiera tomar ventaja de otro para su propio beneficio y es esto lo que nos relata el libro de Nehemías.

La oposición para la reconstrucción del templo venía de afuera, pero también de adentro, había cristianos oprimiendo a otros cristianos y diferentes realidades económicas y sociales para unos y otros. Algo similar sucede hoy en día. El egoísmo de la humanidad ha hecho que unos acumulen más riquezas que otros y esto ha despertado envidias, resentimientos y malos pensamientos entre un mismo pueblo.

El Señor valora el esfuerzo y el trabajo de cada uno de sus hijos. En las leyes universales de la siembra y la cosecha, Dios se toma el trabajo de diferenciar al que siembra mucho del que siembra poco. El trabajo respaldado por Dios trae frutos y comodidades para quien lo ejerce con honestidad. Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará”. (2 Corintios 9:6 NVI)

Pero en un mundo corrupto y desigual, como hija de Dios no puedo ser indiferente ante las necesidades de mis hermanos porque en la rueda de la vida hoy puedo estar arriba y mañana abajo; si Dios da no es para acumular, sino para dar, y si me da más, también es para dar más, porque todo proviene de Él y todo vuelve a Él. La consigna para hoy es ser una buena administradora de los recursos que Dios provee. Creo que dar a sus hijos en medio de una necesidad también es darle a Él.  “Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido”. (1 Crónicas 29:14 NVI)

El bienestar de nuestro hermano en la fe debe ser una prioridad y este apoyo se debe reflejar en acciones concretas; yo puedo dar fe de la solidaridad de mis hermanos cuando los he necesitado, cuando he emprendido proyectos, los primeros en apoyarme son siempre mis hermanos en Cristo, si alguno tiene una vacante laboral, he sido su primera opción para ocuparla, también he sido beneficiaria de sus recomendaciones, de su tiempo y asesoría cuando lo he necesitado; de la misma manera he buscado responder a sus necesidades y ser una hermana con la que pueden contar.

Si bien el mundo no funciona así, nuestros corazones guiados por el Espíritu Santo y nuestras finanzas si deben cumplir con los mandatos de Dios de amarnos y cuidarnos los unos a los otros mostrando así el amor por Él, amando y cuidando a los que Él ama. Porque “Un amigo es siempre leal, y un hermano nace para ayudar en tiempo de necesidad”. (Proverbios 17:17 NTV)

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (GVO)

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