Siguiendo el Legado del Padre
Proverbios 23:24-25 NTV: “24 El padre de hijos justos tiene motivos para alegrarse. ¡Qué satisfacción es tener hijos sabios! 25 ¡Por eso, alegra a tu padre y a tu madre! Que sea feliz la que te dio a luz.”
 
Al momento de escribir estas líneas no he tenido la oportunidad de ser padre, pero soy hijo y gracias a Dios de un padre terrenal presente y claro, también del mejor de los padres que existe, El Padre Celestial. En este rol es muy especial sentirse amado y poder ser el artista que dibuja una sonrisa en el rostro de ambos.
 
Uno de mis pasajes favoritos en la biblia se encuentra en un momento muy importante de la vida terrenal de Jesús, cuando El Padre le dice: “este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Con esa expresión casi que podemos ver la cara del Padre lleno de brillo, de satisfacción, de profundo amor y gozo, también podemos ver en Jesús algo clave, mientras caminó en la tierra como Hombre, siempre reconoció que no venía de parte suya, sino que todo lo que hacía y hablaba era de parte del Padre, mostrando no sólo una perfecta sumisión y obediencia, sino una muy cercana relación.
 
Nuestro Padre celestial es el ser eterno más poderoso, no hay nada que esté a su altura; aun así no es lejano a nosotros y nos anhela con profundo amor. Así como le mostraba a Jesús todo lo que debía hacer y decir, también lo hace con nosotros, está dispuesto hacerlo. Cuando somos niños no podemos entender esta verdad, pero Dios pone a nuestros padres terrenales para que nos instruyan en sus caminos y como dice la palabra, aun cuando lleguemos a la vejez, no nos apartemos de ellos. Aunque es cierto que algunos padres hacen esta tarea, otros no tanto, pero El Padre Celestial no abandona su obra y siempre nos busca. Ese brillo de sus ojos cuando dijo de Jesús: “este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”, también anhela tenerlo con nosotros, eso me inspira y espero que nos inspire a todos para dejarnos encontrar por El Padre; dejar de ir por el mundo por nuestra cuenta, seguir el ejemplo de nuestro Hermano mayor, hablando y haciendo todo lo que proviene del Padre, así poder seguir su legado.
 
Mi Abba, mi mejor regalo, porque ser su hijo y tener su presencia en mi vida me da sentido y propósito, espero que también puedas ser consciente de que Dios te busca, te anhela para darte el mejor regalo que puedes recibir, ser su hijo amado y así continuar con su legado.
 
Devocionales Refúgiate en su palabra, Casa de Refugio – JENM

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