Sin Sacrificio, No hay Unidad

Efesios 2:12-13 LBLA: “Recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo.”

Cuando pensamos en unidad como seres humanos, uno de los ejemplos clásicos es el matrimonio. Hace algún tiempo escuché una definición de este que me sorprendió y llamó mucho mi atención, esta persona decía que el significado más preciso para matrimonio es: MORIR, pensé en lo poco llamativo que resulta y sobre todo lo costoso que puede ser tomar la decisión de unir nuestra vida a la de otra persona pero, si realmente se tiene como objetivo amar a alguien por el resto de la vida, en el contexto bíblico, permanecer en unidad debe ser una meta constante donde es necesario sacrificarnos y morir cada día.

La voluntad de Dios es que vivamos en unidad. Hay un principio del reino que es la UNIDAD. Estábamos separados del Padre por nuestro pecado, pero Cristo construyó el puente para llevarnos a él, éramos extraños a los pactos de la promesa, pero ahora tenemos identidad, somos más que criaturas, hijos de Dios, tenemos una ciudadanía celestial, Jesús nos acercó al Padre, gracias a él tenemos propósito y una nueva familia en la que necesitamos vivir unidad, por tanto, debemos perseverar, buscar y cuidar la unidad a la que hemos sido llamados.

Entonces, si la UNIDAD es un principio del reino, es un tesoro que debemos guardar, cualquier cosa que genere división y contienda no es del Señor, no es Su voluntad y no hace parte de Sus principios. Sin embargo, hay un secreto detrás de esta verdad que no es fácil y que me llevó a pensar en aquella definición del matrimonio, y es que sin SACRIFICIO no hay unidad; es decir, sin muerte no hay unidad.

Lo que trajo esa unidad con el Padre fue la Cruz, por tanto, sin Cruz no hay unidad. Ese símbolo de dolor, de humillación es la señal más grande que nos recuerda que para tener unidad primero debemos morir. Cristo se dio así mismo y dejó todo por unirnos al Padre, la iglesia, cada uno de nosotros necesita morir para lograr permanecer en unidad, ese es un regalo de Jesús que no debemos descuidar, Pablo exhortó a iglesia en Corinto con las siguientes palabras:

Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.” (1Corintios 1:10 LBLA)

Por tanto, iglesia, que el Señor nos ayude a morir al orgullo, a la falta de perdón, a permanecer en los ciclos de la ofensa, a la murmuración, a la crítica destructiva, al egoísmo, a la rivalidad, a tomar todo de manera personal, a subestimar o desestimar el trabajo de otros, y saben, a veces es saludable morir también a nuestro derecho a reclamar, es necesario para que el nombre de Jesús sea glorificado en medio de nosotros y poder actuar, pensar y vivir en la comunidad (común unidad) a la que Cristo nos llamó con su ejemplo.

Así que recuerda: SIN SACRIFICIO, SIN MUERTE, NO HAY UNIDAD.

Devocionales Refúgiate en Su Palabra – Casa de Refugio (KMR) 

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