Isaías 40:6-8 TLA: “Alguien me ordenó que gritara, y yo pregunté: “¿Qué debo gritar?” Entonces escuché: “Grita que todo ser humano es como la hierba y como las flores del campo. Grita que la hierba se seca, y las flores se marchitan, cuando Dios lanza sobre ellas el viento del desierto. En cambio, la palabra de Dios permanece para siempre”.
Las fases del ciclo de la vida son aplicables a todas las personas y todas las cosas, todo tiene un nacimiento, un desarrollo, un tiempo de reproducción (madurez) y un final o muerte, lo que implica que, al finalizar un ciclo, éste da vida a otro, como sucede con el nacimiento de una semilla producto de la muerte de un fruto o de una flor.
Las palabras del profeta Isaías son un consuelo para el pueblo de Israel. Es el inicio de algo nuevo, el exilio ha llegado a su fin, han sido tratados pero una nueva era está empezando y la esperanza en el Mesías debe animar su confianza en el Señor, es el tiempo de perdón de su iniquidad. Sin embargo, el tiempo del exilio ha dejado una huella en sus mentes, ha provocado que su confianza y su fe estén completamente debilitadas, es tiempo de ponerlas en su lugar y por eso fue necesario un grito que los hiciera reaccionar.
¿Alguna vez has necesitado que alguien te grite para que reacciones? Generalmente identificamos la función de un grito como algo negativo, que pretende lastimarnos o infundirnos miedo, sin embargo, una investigación de neurociencia, publicada recientemente por la universidad de Zúrich, reveló que las personas identifican mejor los gritos de las emociones positivas que negativas; es decir, “el cerebro de los humanos es más sensible a los gritos positivos.”, esto nos ayuda a entender la razón de la instrucción de Dios para el profeta. A veces es necesario que nos hablen fuerte para que podamos reaccionar y salir de nuestro letargo. En medio de su desaliento el pueblo se preguntaba, ¿quién está diciendo todo esto? ¿Quién nos esta dando esta esperanza? Aquel que quiere que nuestra confianza esté en el lugar indicado.
Nuestra confianza no puede estar en ningún hombre porque “todo ser humano es como la hierba y como las flores del campo”, todos tenemos un ciclo que tiene un inicio y tiene un final, así lo ha establecido Dios, todos nosotros estamos sujetos al tiempo por eso nuestra confianza no puede estar en nada que este igualmente sujeto como nosotros, sino en algo que esté por encima de esas leyes que nos gobiernan. Así como la hierba del campo muere, así se desvanece toda confianza que es puesta sobre lo mortal, se disipará en alguna temporada, porque es transitoria y toda confianza que se basa en lo terrenal es temporal.
Este pasaje nos enseña la fragilidad del hombre en contraste con la palabra de Dios que permanece para siempre. Son muchos los que han considerado que la palabra de Dios es un mensaje más que no tiene gran trascendencia, Voltarie, el escéptico escritor francés que enfatizó en el poder de la razón humana, antes de morir en 1778 dijo que después de 100 años el cristianismo dejaría de existir y la biblia se convertiría en un libro más olvidado. Pasaron tan sólo 50 años después de su muerte, cuando la sociedad bíblica de Ginebra uso su imprenta y su casa para fabricar lotes de biblias.
¿En quién está tu confianza hoy? El tiempo del perdón ha llegado, una nueva temporada ya empezó. Es tiempo de terminar el ciclo de lo que desvía nuestra confianza de lo eterno, es tiempo de hacer morir lo terrenal y depositar nuestra nueva semilla de fe en lo que permanece para siempre, el Espíritu Santo no te está diciendo, TE ESTA GRITANDO que lo nuevo ha llegado, y tu cerebro sabe que son palabras que verdaderamente tienen esperanza.
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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