Su Presencia, nuestro Entorno Natural

Nos encontrábamos celebrando el día de acción de gracias en el colegio de mi hijo, y quien dirigía la oración nos impartió está enseñanza que llamó mi atención: “Si sacas un pez del mar, morirá; sin embargo, el mar seguirá siendo mar. Cuando sacas un árbol de la tierra, también muere, pero la tierra sigue siendo tierra. Del mismo modo, cuando el hombre se separa de DIOS, su espíritu muere, pero Dios sigue siendo Dios.  Separados de Dios, no somos nada. Vemos cómo muere nuestro gozo, nuestros anhelos y somos esclavos del pecado.”

DIOS es nuestro entorno natural. Fuimos creados para vivir en SU presencia por eso debemos tener una relación íntima con Él, que es nuestra fuente de vida. David tiene claro que su propósito es permanecer en Dios, a través del Salmo 27:4 LBLA dice: “Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo”.

Es en su presencia donde nuestra relación con Él es establecida, y desde allí nos es dado todo lo que pedimos de acuerdo con Su voluntad. No existe un lugar en la tierra (o en el universo) donde la presencia de Dios no esté; sin importar qué tan escondido pueda quedar. No obstante, aunque el Señor está en todas partes, Él no manifiesta Su presencia en todo lugar. Su presencia solo se manifiesta donde es adorado “en espíritu y verdad” Juan 4:23–24 RVR1960 nos dice: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”


Dios espera que entremos diariamente en Su presencia, porque ese es el lugar donde se desata poder y actividad espiritual para conocer su corazón y recibir su autoridad. Por tanto, ¡permanezcamos conectados con DIOS!

Recordemos que el agua sin peces sigue siendo agua, pero los peces sin agua no son nada. El suelo sin el árbol sigue siendo suelo, pero el árbol sin suelo no es nada…
Dios sin el hombre sigue siendo Dios, pero el hombre sin DIOS no es nada

Él es nuestra fuente de poder, de fuerza y de sabiduría. Es por eso que el apóstol Pablo, luego de analizar y ver cómo había podido vivir su vida en diferentes momentos, desde aquellos en donde experimentó escasez y debilidad hasta aquellos llenos de abundancia y plenitud, puede afirmar que “Todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.” (Filipenses 4:13). Es en Él, en quién tendremos la fuerza para continuar por el camino que se nos ha indicado. 


Así mismo, Romanos 8 nos cuestiona acerca de las situaciones que pensamos podrían separarnos de Dios, para afirmar nuestra seguridad de que en Cristo somos vencedores: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:36-39 RVR1960).

Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)

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