Salmos 93 NBLA: “El SEÑOR reina, vestido está de majestad; El SEÑOR se ha vestido y ceñido de poder; ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible. Desde la antigüedad está establecido Tu trono; Tú eres desde la eternidad. Los torrentes han alzado, oh SEÑOR, los torrentes han alzado su voz; los torrentes alzan sus batientes olas. Más que el fragor de muchas aguas, más que las poderosas olas del mar, es poderoso el SEÑOR en las alturas. Tus testimonios son fidedignos; la santidad conviene a Tu casa, eternamente oh SEÑOR.”
En el plano de los estudios de la semiótica (los sistemas de signos inmersos entre la comunicación de individuos), aprendemos que todos los elementos que forman parte de una indumentaria o vestimenta están cargados de un significado y están más caracterizados por su valor simbólico que por el valor funcional. En otras palabras, la forma en que vestimos también comunica algo, muestra lo que somos.
En Isaías 6 (v.1-7), veíamos una revelación de la santidad del Señor dada al profeta mientras permanecía en la presencia de Dios, en la visión de Su trono, Sus faldas llenaban el templo, y en ojos de los serafines que cantaban, toda la tierra estaba llena de la gloria de Dios. Entonces, mientras cada uno de estos testigos permanecen en la presencia de Dios, reciben una perspectiva del alcance de Su gloria.
El salmista inicia con una proclamación contundente producto de su convicción, la esencia de nuestra meditación de esta semana: Sentado en su trono EL SEÑOR REINA. En su visión de la gloria de Dios puede reconocer toda la vestidura digna de un Rey Soberano: majestad y poder, los destellos de un Trono que no tiene fin le hacen ver algo digno de un verdadero Rey: Sus grandes obras, todo cuanto tiene a su alrededor es hecho por Su poderosa mano, un mundo firmemente establecido que no le puede ser arrebatado, así como Su trono que ha sido establecido para siempre. El Rey nunca ha dejado de reinar, porque El es desde la eternidad y Su reinado no tiene fin.
A pesar de la oposición que se ha levantado en contra de este majestuoso Rey, EL ES INVENCIBLE. La fuerza de las aguas puede arrasar con todo a su paso, escuchar su sonido produce terror, como el presagio de que el fin se viene acercando, pero “más que las poderosas olas del mar, es poderoso el SEÑOR en las alturas”, porque la voz del poderoso Rey está sobre las aguas y Su voz proclama Sus testimonios, Su palabra. El salmista entiende que la majestad, el poderío y la soberanía de este Rey estaban expresados en y a través de Su palabra.
Finalmente, la santidad es un rasgo inconfundible y propio del Rey, está conectada con TODO lo que Él es, por tanto, todo lo que habite en Su casa debe ser santo.
Somos hijos del Dios que reina, nuestro Padre es este Rey, su vestido no se lo ha comido la polilla, no está deteriorado por las batallas, todo lo contrario, nuestro Dios viste de majestad y poder, no tenemos que esperar que sea coronado, EL REINA desde siempre y para siempre.
Estos torrentes de aguas son sinónimo de la oposición a la palabra de Dios, pretenden atemorizarnos con su sonido de destrucción, esta oposición a Su palabra quiere hacernos ver que ya ha pasado demasiado tiempo, que es tarde para recibir la promesa, que todo lo que nos rodea nos supera, pero la respuesta está en la FE EN SU PALABRA, porque “sus testimonios son fidedignos”, irrefutables, ¡incuestionables!
Oremos, y que, al permanecer en Su presencia, los destellos de Su trono alumbren hacia las obras que El majestuoso Rey ha hecho por nosotros, que recordemos cada una y a pesar del ruido de los torrentes de aguas, sea más fuerte la voz de Su palabra en nuestro corazón, porque ella nos llena de fe y anula las voces que dicen que ya no tenemos esperanza. ¡Nuestro Rey no está dormido, ESTA REINANDO!
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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