Colosenses 3:23-24 LBLA: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.”
Vivimos una época en la que pareciera que el reloj corre apresuradamente y no tenemos un respiro en medio de tanta responsabilidad. Aún para las actividades de la iglesia, nos volvemos mecánicos y nos comportamos como robots muy sincronizados que se mueven en ciclos semanales; trabajar, el hogar, ir a la iglesia, servir, compartir con los hermanos, termina la semana e inicia un nuevo ciclo y así pasamos 52 ciclos al año.
Es fácil ver todo como una rutina más pero la biblia nos muestra que nuestra vida no puede entrar en lo rutinario porque esto hace parte de nuestra vieja naturaleza, en la nueva vida que tenemos en Cristo cada día hay algo por aprender, por ver, por enseñar, por descubrir, por escudriñar, por disfrutar por eso necesitamos que su misericordia sea renovada cada día.
Pablo nos dice que TODO lo que hacemos, y TODO es desde que me despierto hasta que me duermo, en mi entorno familiar, laboral, social y espiritual, no hay nada independiente de los principios bíblicos, porque nos movemos en la Omnipresencia de Dios, Aquel que siempre está presente en todo momento y en todo lo que hacemos, por eso necesitamos una motivación o inspiración. Cuando pongo a Cristo en el centro de mi inspiración para cada cosa, la biblia nos enseña que, aunque no lo merecemos, seremos recompensados.
Entonces, ¿cómo puedo hacer todo como para el Señor y no para los hombres? ¿cómo hago de Cristo mi inspiración de cada día?
Podemos iniciar por reconocer que somos representantes de nuestro Jefe superior, por tanto, todo lo que hacemos debe ser un testimonio de Su carácter. Entonces, en todo momento debo pensar, esto que hago o voy a hacer ¿refleja el amor de Jesús?, ¿refleja su compasión, que es un Dios que no miente, que no llega tarde, que no incumple su palabra, que no es variable, que todo lo hace bien?
Y segundo, cada día es un aprendizaje en donde tenemos al mejor Maestro para inspirarnos y aprender cómo hacer mejor las cosas. Si cada día somos perfeccionados conforme a la imagen de ese Varón Perfecto, cada día que aprendemos nos damos cuenta de que más nos falta por aprender.
Amado y amada, vive hoy con esa conciencia de Dios, de Cristo y Su Espíritu con nosotros. En nuestra antigua vida hacíamos todo para saciar nuestros deseos y emociones, ahora todo lo hacemos para el Señor. Actuar mecánicamente es actuar como en la vieja vida pero debemos honrar la nueva que en Cristo nos ha sido dada.
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (KMR)
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