Trabaja para el Señor
Efesios 6:5-8  RVR1960: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”.
 
El servicio es prestar asistencia a quienes necesitan ayuda. Servir es una forma de adoración, una forma de expresar gratitud por lo que Jesús ha hecho por nosotros y compartir el amor y la gracia que se nos ha dado. El servicio o servir a Dios, nos ayuda a vencer el egocentrismo y a ser más como Jesús. Según la Real Academia de la Lengua un siervo es una persona completamente sometida a alguien o algo, o entregada a su servicio.
 
En Efesios 6, Pablo se dirige a seguidores de Cristo que son esclavos en el imperio romano. En el versículo 7, él les da el principio rector que sostiene todo nuestro trabajo como cristianos: «Realiza tu trabajo con buena voluntad, como para el Señor y no para el hombre». El principio fundamental para cada cristiano en su trabajo: Trabaja para el Señor. El principio es simple pero profundo, y puede transformar nuestro trabajo. Como seguidores de Jesús, no trabajamos para un jefe humano, clientes o pacientes. Trabajamos para complacer al Señor y honrarlo. 
 
Muchas veces en mi trabajo no estoy de acuerdo con la posición de autoridad y las órdenes dadas por mi jefe, me siento molesta por su forma y cumplo las ordenes de mala gana; leyendo estos versículos el Espíritu Santo trae revelación a mi vida, y me doy cuenta que estoy llamada a obedecer con respeto, sinceridad, y de buena gana, como si estuviera sirviendo a Cristo mismo. Esto debo hacerlo en todo momento, y no solo cuando esté de acuerdo, y tampoco para ser vista o agradar a las personas, así no me vean, debo hacer de corazón la voluntad de Dios.  Siendo consciente que soy esclava de Cristo, así que debo hacer con alegría y entusiasmo lo que Dios quiere que haga, como si lo hicieran para el Señor y no solo para las autoridades humanas, porque Dios conoce mi corazón. 
 
Romanos 13:1-2 NBLA nos dice: “Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan. Porque no hay autoridad sino deDios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por tanto, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, recibirán condenación sobre sí mismos.”  Sólo Dios puede darle autoridad a una persona, si no obedezco con humildad y servicio a la autoridad en mi trabajo, me estoy oponiendo a lo que Dios ordena. Oremos para que este principio de trabajar para complacer al Señor y honrarlo sea establecido en nuestros corazones para dar testimonio y gloria a nuestro Señor.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (LG)

Leave a Reply

Your email address will not be published.