Hablando hace unos días con mi esposa le manifesté mi deseo de hacer unos devocionales especiales para octubre, ella, teniendo en cuenta que es el mes de la Biblia, me sugirió profundizar en el Salmo 119; nada más ni nada menos que el Salmo más extenso de todos los Salmos y el capítulo más largo de toda la biblia. Ella por supuesto me enfatizó entre sonrisas la magnitud de este canto; desafío que resultó siendo la chispa que detonó en mí el deseo de concluir mi cometido espiritual y literario. Así retome a profundidad el citado Salmo, y entre sus muchos versículos me reencontré con uno que llamo mucho mi atención: Salmo 119 versículo 92 que dice: “Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido” RVR1960. Y mientras analizaba una y otra vez este aparte, aterrizándolo en mi cotidianidad, me impactó mucho al ver la palabra “delicia” en el contenido, más aún al encontrarme con esta misma palabra más adelante en el versículo 143 que afirma: “Aflicción y angustia se han apoderado de mí, Mas tus mandamientos fueron mi delicia.” RVR1960; dos versículos que se complementan entre sí, exponiendo en rol liberador y refrigerante de la palabra de Dios en los tiempos de aflicción.
Si ahondamos en la palabra “delicia” la RAE afirma que se trata de un: “Placer muy intenso del ánimo;” y es que en ello se debe convertir el meditar y ejecutar los mandamientos divinos, su ley; en un Placer muy intenso del ánimo, en una alegría desmedida, en un deleite; el actuar conforme a los designios del Padre celestial nos lleva a un disfrute sin medida de su presencia en nuestras vidas; dejarnos guiar por su palabra nos lleva a desear a nuestro Señor Jesús al punto de sentir el revoleteo de mariposas en el estómago, siendo EL nuestro primer y correspondido amor, llevándonos a experimentar diariamente el abrazo reconfortante del Protector de nuestra vida, del Proveedor, del Sustentador de nuestra existencia; generando con ello un disfrute incomparable que en medio de las dificultades viene a ser nuestro refugio fuerte en medio de la tormenta. ¿Estas atravesando una tormenta? ¿un desierto? Tienes a la mano la delicia que te sostendrá: La Palabra de Dios, ésta es tu garantía y sendero para alcanzar ese gozo intenso que sobrepasa toda circunstancia.
Hermanos, seguir a Jesús, amando su palabra, es sin lugar a duda la receta infalible a todas las aflicciones, a todas nuestras angustias; enamorarnos de sus designios y adoptarlos en nuestras vidas es colmar de luz las facetas que la componen, es lo que hace hermosa nuestra vida. Hoy como el salmista puedo decir que sin su luz; en mi aflicción ya hubiese perecido.
FJCG Casa de Refugio
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