“Abatida hasta el polvo está mi alma; ¡vivifícame según tu palabra! Te he manifestado mis caminos y me has respondido; enséñame tus estatutos; hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. ¡Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra! Aparta de mí el camino de la mentira y en tu misericordia concédeme tu Ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí. Me he apegado a tus testimonios; Jehová, no me avergüences. Por el camino de tus mandamientos correré cuando alegres mi corazón.” (Salmos 119:25-32 RVR95)
Según cifras de la OMS cada 40 segundos una persona decide quitarse la vida. Pueden ser múltiples la razones para que una persona tome tal decisión, lo cierto es que, este es un problema de salud pública que afecta al mundo entero y en todas las esferas sociales.
La vida en Cristo está llena no sólo de grandes retos, victorias y alegrías, sino también de circunstancias que realmente llegan a abatirnos. No siempre es fácil discernir o entender el por qué o el propósito detrás de una prueba o tribulación, hay momentos en los que nos es necesario, como lo hizo el salmista, humillarnos delante de la presencia de Dios porque necesitamos ser VIVIFICADOS según Su palabra.
“Te he manifestado mis caminos y me has respondido; enséñame tus estatutos; hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas…”
No quisiera insinuar que sea malo pedir ayuda a alguien cuando estamos atravesando un valle de dificultad, siempre es bueno pedir ayuda; sin embargo, cuando sabes que el ancla de tu vida es Cristo, la primera ayuda que vas a pedir, va a ser la suya. Es cuando le manifestamos al Señor nuestros caminos que recibimos respuesta, la respuesta es siempre: AQUÍ ESTOY CONTIGO.
Es a través de esta actitud de humillación, ante la presencia y la palabra de Dios, que podemos utilizar las palabras claves para encontrar una salida a nuestra situación: “enséñame” tus estatutos, porque Tu palabra “lámpara es a mis pies… y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105 RVR1960), por eso necesito “entender” este camino ¿para qué? Para poder meditar en tus maravillas. Sólo hasta que encontramos la luz en la palabra de Dios, somos conscientes de Su obrar en nuestro camino y nuestros ojos son abiertos para ver que están sucediendo maravillas, que Dios está obrando y sólo Su palabra me da tal revelación.
“Líbrame de mentirme a mí mismo; dame el privilegio de conocer tus enseñanzas…” (NTV)
Hay algo en lo que el salmista insiste, y es en encontrar en la revelación de LA PALABRA DE DIOS, la verdad para su camino, palabra que en esta versión vemos 5 veces en estos 8 versículos. Poder entender nuestra situación a la luz de la palabra de Dios es un privilegio que todos tenemos pero que pocos estamos prestos a disfrutar, porque no estamos dispuestos a seguir estos pasos: “Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí. Me he apegado a tus testimonios…” Nuestra carne, nuestros deseos y la sabiduría humana siempre estarán en conflicto ante esto, pero nuestra meta es aferrarnos a Sus leyes (NTV) para que el fruto de nuestras decisiones no este atado a una vergüenza.
En la Palabra de Dios hay vida, por medio de ella somos VIVIFICADOS. No hay situación, por difícil que sea que no pueda ser observada a la luz de Su Palabra. Pensar que cada 40 segundos una persona en el mundo se pierde porque no tiene esta luz en su vida, mientras escribía este devocional murieron muchos sin la esperanza de ser vivificados por medio del poder de la palabra de Dios.
Es tiempo no sólo de agradecer por la vida que tenemos en Su palabra, sino también es tiempo de darles a otros el privilegio de poder respirar esta vida, de recibir la luz que su camino necesita. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para esto?
KMR – Casa de Refugio
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