Tu parte en la obra de Dios

“Sanen también a los enfermos, devuélvanles la vida a los muertos, sanen a los leprosos y liberen de los demonios a la gente. No cobren nada por hacerlo, pues el poder que Dios les ha dado a ustedes tampoco les costó nada” Mateo 10:8 TLA

¡Esta palabra llegó a mi vida para confrontarme!  constantemente estamos recibiendo solicitudes de oraciones de conocidos y desconocidos, muchos de ellos esperando una respuesta divina por medio de la persona más espiritual que conocen, algunos ponen toda su esperanza en que esa oración llegue a los oídos del Padre.

Con frecuencia solo pienso mentalmente: “Señor escucha su oración”, “Padre, ten misericordia”, “Dios obra” … y El Señor vino a mí y me inquietó sobre mi manera de interceder por los demás. Esa petición que llega a nosotros, incluso de un desconocido, no es menos que una tarea destinada por nuestro creador para nosotros este día. ¿Cómo la estamos llevando a cabo?

Si el Padre nos mandó a “sanar enfermos” e incluso “resucitar muertos” es porque ya nos dio esa autoridad y no somos nosotros sino el Espíritu Santo quien ejecuta la obra¸ por lo que de nuestra parte devenga Fe y Disposición para llevar a cabo la encomienda.

Es preciso entontes, hacerlo con la convicción de que es una misión divina y que, por tanto, necesita de nuestro esfuerzo y atención. Hacerlo con la disposición de ser un poderoso instrumento de bendición del Señor para otros. Hacerlo sabiendo que no necesitamos nada más que el respaldo del Espíritu Santo, quien mira nuestro corazón y obra según la voluntad del Padre. Hacerlo sabiendo que esto agrada al Señor y qué no hacerlo nos cuenta como pecado. Santiago 4:17

Ha llegado la hora de comprender que nuestra parte en la obra de Dios es la más importante del día. Si, ni el informe en la junta de la empresa más importante del país cobra tanto valor como el de un alma para Cristo. Nada en nuestro quehacer diario será nunca más importante que trabajar este día en los negocios de nuestro Padre. Salmos 3,4.

Iglesia, el Rey del Universo nos ha dado autoridad y poder en Él y esto no nos costó nada, lo hizo por amor y para que la usemos en su obra y traigamos almas para su reino, no para que teniendo el poder seamos indiferentes, lo usemos aparente o vanamente o lo guardemos en una gaveta. Estamos llamados a interceder con vehemencia, fe y amor por los demás, a cambiar situaciones lamentables en su nombre y mostrar su amor y fidelidad a los más necesitados.

Que las “necesidades” del mundo no nos nublen el discernimiento. Dios no nos tiene aquí aún para llenarnos de pergaminos laborales, económicos o sociales sino para impactar en la vida eterna de los hasta ahora perdidos, no es una tarea de poca monta y merece nuestro tiempo y esfuerzo para hacerla, de manera que valga la pena nuestra permanencia en este mundo antes de vernos en la eternidad con Él, a donde no podremos llevar tesoros terrenales, solo el fruto en a tierra de un corazón sincero y sujeto a su voluntad.

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (GVO)

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